Donald Trump insistió en que no era ni “estúpido” ni “divisorio” y predijo que no tendrá relaciones fáciles con el primer ministro británico, David Cameron, si se convierte en presidente de Estados Unidos.
Temprano en la carrera para convertirse en candidato republicano –y poco después de los atentados terroristas de Paris–, Trump amenazó con prohibir la entrada a su país de todos los musulmanes, aunque luego se retractó y dijo que era una “sugerencia”.
Los comentarios originales provocaron la reacción de una multitud de políticos británicos, incluyendo a Cameron, quien dijo que sus palabras eran “estúpidas, divisorias y erradas”.
En diciembre, el primer ministro dijo que estaba orgulloso de representar a uno de los países más exitosos del mundo por su apertura multirracial, multirreligiosa y multiétnica. Si Trump viniera a Reino Unido, dijo Cameron, “creo que nos unirá a todos en su contra”. En ese momento, Trump todavía era un relativo extraño en la carrera por la nominación republicana; durante un debate parlamentario en enero fue tildado de “idiota”, “tonto” y “bufón”.
En una nueva entrevista con la compañía de TV británica ITV, transmitida ayer, el extravagante multimillonario sugirió que quiere que Cameron se disculpe o retracte de sus comentarios. “Parece que no tendremos muy buena relación. ¿Quién sabe? Espero tener buenas relaciones con él, pero pareciera que no está dispuesto a abordar el problema tampoco”, dijo.
Trump dijo que es lo opuesto a estúpido y agregó: “en términos de división, no creo que yo sea una persona así. Soy un unificador, a diferencia de nuestro actual presidente”.
Urgió a Reino Unido a abandonar la Unión Europea. “Creo que ha sido un desastre”, dijo. Si el magnate vence a Hillary Clinton en la carrera a la Casa Blanca se planteará un reto espinoso para los políticos que lo han despreciado en los últimos meses.