Jonathan Soble
Tokio
Cuando Shinzo Abe se convirtió en el primer ministro de Japón en una elección hace poco más de un año, un asunto que estuvo en gran parte ausente del debate de campaña fue la energía nuclear.
Sacudidos por el desastre de Fukushima en 2011, la mayoría de los japoneses dicen que prefieren cerrar las plantas atómicas que proveían un tercio de la electricidad del país antes del accidente. Sin embargo, eligieron a Abe que es pro-nuclear por un amplio margen, después de una campaña dominada por la economía y el deterioro en las relaciones con China.
Ahora otra elección –para elegir al gobernador de Tokio el 9 de febrero- podría ser un referéndum sobre la política energética, lo que no ocurrió con la campaña nacional.
El Partido Demócrata de Japón está cerca de asegurar como su candidato a Morihiro Hosokawa, ex primer ministro y opositor de la energía atómica, estableciendo un enfrentamiento con un partidario de la energía nuclear, respaldado por los liberales demócratas del actual mandatario.
El resultado podría tener implicancias nacionales, no sólo por la situación de Tokio como la capital, sino que por su enorme tamaño, ya que uno de cada nueve japoneses vive en la zona administrada por el gobierno metropolitano, e incluso más habitan en los alrededores de la megaciudad.
La ciudad es también la mayor accionista en Tokio Electric Power, dueña de la devastada planta Fukushima Daiichi. La compañía ha pedido permiso para reiniciar otros reactores no dañados, paralizadas por las persistentes preocupaciones de seguridad.
Existe preocupación en el círculo de Abe sobre la candidatura de Hosowaka que surgió el viernes pasado, ya que Akira Amari, ministro de Economía, criticó su postura antinuclear.
“La política energética es un asunto nacional, y debería ser abordado teniendo en mente los intereses de todos los japoneses”, agregó.