En una visita reciente a Milán –la tercera en las últimas semanas– Matteo Renzi se reunió con Giorgio Armani, Donatella Versace y otros reconocidos fashionistas en un almuerzo en una de las bodegas remodeladas más elegantes que han surgido alrededor de la ciudad.
Posteriormente, en un discurso en el Museo de Ciencia y Tecnología Leonardo Da Vinci durante el lanzamiento de la estrategia industrial nacional, el reformista primer ministro planteó un tema tradicionalmente fuera de los límites de los líderes políticos italianos: los méritos de Milán, la segunda ciudad más grande del país, frente a Roma.
Llamando a Milán “la capital de la economía, la cultura y el voluntariado”, definió a la ciudad norteña –el centro de negocios italianos y hogar de algunos de los más grandes nombres en la moda, las finanzas y la manufactura– como un “gran punto de referencia para Italia”.
En otra de sus escalas, se reunió con su aliado Giuseppe Sala, el alcalde de centro izquierda, para lanzar un “Pacto por Milán” de 2.500 millones de euros, con el fin de impulsar la infraestructura urbana y revitalizar los deprimidos suburbios periféricos.
Como Roma, la capital histórica, es la plataforma para las ambiciones de la organización populista Movimiento Cinco Estrellas –ahora el más grande rival político del partido Demócrata de Renzi–, Milán se ha convertido en el centro de los esfuerzos del premier de 41 años a medida en que se prepara para el crucial referendo sobre la reforma constitucional previsto para este otoño (boreal).
El hecho de que un líder italiano se enfoque en Milán de esta manera no tiene precedentes, dice Giuliano Da Empoli, escritor y presidente del comité de expertos de Volta, al explicar como Renzi está “fascinado” por la ciudad como “modelo” de futuro del país.
“Renzi ha identificado perfectamente a Milán como su escenario”, añade Manfredi Catella, un desarrollador reconocido en la ciudad. “Está muy consciente de que si se hace bien en Milán, la labor será amplificada y una gran cantidad de inversionistas se darán cuenta de ello”, dijo.
Algunas veces calificada negativamente como la hermana fea e industrial de Italia, Milán recibió una verdadera transformación para ser sede del evento Expo 2015. Ese año superó a Florencia como la tercera ciudad más visitada del país.
Recuperación
Armani, conocido como el Rey Giorgio en su ciudad natal, dice: “Milán está, sin duda, experimentando una gran recuperación que se traduce en un capital cultural, industrial y de diseño de Italia, constantemente promocionando nuevos conceptos”.
Muchas de las compañías líderes en el país operan desde la ciudad, incluyendo Luxottica –la firma más grande de lentes del mundo–, el fabricante de llantas Pirelli, y los principales bancos: Intesa Sanpaolo y Unicredit. Telecom Italia, el mayor grupo de telecomunicaciones del país; Mediaset, la mayor cadena de televisión privada de Silvio Berlusconi; y la bolsa de valores de Italia están ubicadas en esa ciudad.
En moda, sólo París puede coincidir con una lista de marcas de alta gama que incluye Armani, Prada, Gucci y Versace.
Los grupos internacionales Samsung, Google y Microsoft tienen oficinas principales en Milán, mientras Siemens planea gastar 40 millones de euros en una nueva sede en la ciudad. Simmons & Simmons, la firma legal, cambió el año pasado su matriz italiana de Roma a Milán, mientras la aerolínea easyJet ha recortado servicios de la capital para enfocarse en el aeropuerto Malpensa de Milán.
Para muchos, Milán se ha convertido en el último bastión del comercio italiano, en momentos en que el desempleo y la baja económica, tradicionalmente asociado con el sur del país, se acerca al norte, aumentando el apoyo al Movimiento Cinco Estrellas. El índice de desocupación de Roma, de 11%, está muy por encima del 8% de Milán.
“La desertificación de Italia ha llegado a Roma”, dice un abogado milanés que ha notado cuántos de sus colegas ahora buscan trabajar en la segunda ciudad.
Milán ha estado en el centro de parte del cambio cultural más grande en el último siglo. El ascenso del fascismo, los levantamientos políticos de la década de 1970, la campaña anti corrupción de principios de los’90 y Berlusconi, el primer ministro por casi una década, todos tienen raíces en la ciudad.
Enfocándose en el boom de Milán, dicen cercanos a Renzi, él busca energizar su campaña por reforma al enfrentar un respaldo decreciente a medida que la economía se frena y crece la preocupación sobre la ascendente inmigración.
“Milán es el primer amor de Renzi y, ahora, su última oportunidad”, dice Francesco Galietti, jefe de la consultora de riesgo Policy Sonar.
El primer ministro fue impulsado por el éxito de Sala en mantener a raya a la centro derecha al ganar la carrera electoral municipal. Ex ejecutivo de Telecom Italia y Pirelli, se diferencia de la inexperimentada Virginia Raggi, de Cinco Estrellas, quien fue catapultada al escenario nacional al mismo tiempo, al ganar la votación en Roma.
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