por Rachel Sanderson
Milán
En la industria de la moda de proporciones épicas de Milán, Remo Ruffini se ubica como una de las personalidades de más bajo perfil. Pero la semana pasada el cerebro creativo y empresarial detrás del fabricante de chaquetas de ski Moncler provocó un impacto tan grande como cualquiera realizado en años recientes por Giorgio Armani, Roberto Cavalli o Donatella Versace.
Moncler, una marca de vestuario de ski especialista en chaquetas acolchadas de 1.000 euros, sacó adelante el debut bursátil más exitoso del mercado europeo en 2013 luego de que sus acciones treparan casi 50% en su primer día de transacción. Al cierre de un día frenético en la plaza de Milán, la compañía italiana valía 3.700 millones de euros, después de que recibiera más de 20 mil millones de euros en órdenes de inversionistas desesperados por apoyar lo que ellos esperan será la próxima acción de crecimiento de lujo.
La venta convirtió a Ruffini, de 52 años, quien posee un tercio de la empresa junto con sus patrocinadores de private equity Eurazeo y Carlyle, en un multimillonario.
Entre los inversionistas que compraron títulos estaban fondos soberanos de riqueza de China, Singapur, Kuwait, Qatar y Abu Dabi. A ellos se unieron en el registro de accionistas los miembros de la elite de lujo, desde Bernand Arnault de LVMH hasta las dinastías italianas de lujo Ferragamo, Zegna, Loro, Piana y Prada. Docenas se quedaron con las manos vacías.
“Los mejores nombres en la moda italiana ahora son nuestros accionistas”, afirmó Ruffini, quien apenas se pudo sacar la sonrisa de su cara a medida que los papeles se dispararon.
La resucitación de Moncler es vista como una lección de emprendimiento italiano moderno. Moncler fue fundada en 1952 en Grenoble, Francia. Hasta que Ruffini la compró en 2003, era más conocida por vestir al equipo olímipico francés de ski y como una chaqueta de culto usada por los jóvenes italianos.
Pero Ruffini, un emprendedor de retail que estudió en EEUU, ha montado un cambio de rumbo de la marca, expandiéndola más allá de la ropa de ski para profesionales y entusiastas de deportes extremos a una marca chic duradera para los residentes de la ciudad.
En 2003, el volumen era menor a 50 millones de euros. En 2012, los ingresos para el grupo Moncler subieron 35% año sobre año a 489 millones de euros. Las ventas comparables aumentaron 13%. También se está expandiendo a zapatos, maletas, lentes de sol y vestimenta tejida.
Desde el comienzo Ruffini vio el potencial de Moncler. “Cuando me ofrecieron Moncler pensé inmediatamente que era una buena oportunidad. Era más que una compañía de chaquetas. Necesitaba diseñar el negocio, pero el producto estaba ahí, la herencia estaba ahí”, comentó recientemente al FT.
Con un ojo feroz por el detalle, él se ha enfocado en hacer la chaqueta acolchada “súper liviana, súper a prueba de agua, y súper a prueba de viento”, acota, una combinación que tiene una amplia base de clientes para las marcas de lujo.