París lidera la rebelión contra un acuerdo comercial con Mercosur
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Casi la mitad de los países en la Unión Europea se han levantado en una rebelión abierta contra los planes de la Comisión Europea de revivir un acuerdo comercial largamente dormido con el bloque latinoamericano Mercosur la próxima semana.
Bruselas ha tenido dificultades para llegar a un consenso con el Mercosur desde 1999 y quiere comenzar de nuevo con un intercambio de ofertas sobre acceso a mercados a mediados de mayo.
Francia, sin embargo, lidera una rebelión de trece países que se quejan de que Bruselas no está calculando el efecto que las exportaciones de las potencias agrícolas sudamericanas tendrían en las granjas europeas. Irlanda y Polonia son los dos aliados de Francia que más insisten en una dilación.
Mercosur, que reúne a Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela, está entre los 10 socios comerciales más importantes para la UE, por sobre países como Corea del Sur e India. Los dos bloques comerciaron un volumen de 93 mil millones de euros en productos y servicios el año pasado. Mercosur es un productor importante de carne y etanol.
“Tácticamente, no juega a favor de los intereses de la UE hacer propuestas en esta fase que correspondan a los principales intereses ofensivos de nuestros socios”, escribieron varios países, entre ellos Francia, en una nota estratégica sobre la oferta.
París se ha vuelto un crítico cada vez más vociferante sobre la agenda comercial de la UE, poniendo atención especial a las amenazas a granjeros y a exportaciones totémicas como la champaña. Francois Hollande, el presidente francés, emitió una potente advertencia sobre las negociaciones comerciales con EEUU, insistiendo en que “en esta etapa, Francia dice que no”.
España, que tiene vínculos cercanos en Latinoamérica, es uno de los que respaldan el pacto y ve la oposición creciente con preocupación. “España considera que sería un gran error que Francia intentara frenar el intercambio de ofertas”, dijo Jaime García-Legaz, el secretario de Comercio.
La semana pasada, José Manuel García-Margallo, el canciller español, dijo: “La posición española no coincide con la francesa. Nosotros consideramos que abrir las negociaciones con Mercosur es extraordinariamente urgente y que, una vez que comiencen los diálogos, será posible resolver los temas que Francia ha puesto sobre la mesa”.
Federica Mogherini, la jefa de política exterior de la UE, es una de las precursoras de vínculos más profundos con la agrupación. La comisión dice que ha observado las objeciones de ministros de agricultura, pero aún espera que el intercambio de propuestas ocurra la semana que viene. Sus oficiales insisten en que la agricultura es sólo un aspecto de la relación con Mercosur y la UE es un gran exportador de maquinarias y farmacéuticos. Las empresas europeas pagan cerca de 4 mil millones de euros al año en aranceles a sus exportaciones al bloque.
La UE tiene un superávit industrial con Mercosur, ya que exporta 47.000 millones e importa 23.000 millones de euros. Pero la proporción en agricultura es significativa: Mercosur exporta 21.000 millones de euros de productos agrícolas a la UE e importa sólo 2 mil millones.
Los países que se oponen al intercambio de ofertas argumentan que la UE no ha realizado una evaluación del efecto acumulativo de acuerdos comerciales con otras grandes potencias agricultoras como EEUU, Canadá, Australia y Nueva Zelanda. También argumentan que hay peligro de daño ambiental, pues las granjas europeas podrían ser reemplazadas con grandes ranchos latinoamericanos que aumentan la productividad devastando los bosques.