Christine Lagarde, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, capturó un sentido de fragmentación el mes pasado cuando habló de una economía global a “tres velocidades”. La evidencia de esta semana, sin embargo, muestra aún más velocidades.
La caída en el precio de los commodities y un dólar creciente muestran el escenario más amplio: el panorama global se está debilitando y volviéndose más dependiente de Estados Unidos. Por cada país entregando una buena noticia, como Japón, hay datos más débiles en otro lugar, por ejemplo en China.
EEUU y zona euro
El déficit fiscal de EEUU está cayendo rápidamente. El déficit de este año será un 4% del Producto Interno Bruto, pronosticó la Oficina de Presupuesto del Congreso la semana pasada, en comparación con un 10% en 2009, pero esto es una bendición mixta para la economía. Por un lado, menores déficit son una brisa fresca en los pasillos del Capitolio, donde el presupuesto ha dominado cada decisión en los últimos tres años. La mayor razón para la caída en el déficit es una economía más saludable, y por lo tanto, mayores ingresos tributarios. Por otro lado, la segunda mayor razón es la política: las alzas de impuestos a principios de año y la reducción del gasto fiscal.
Otros datos se mantienen ligeramente positivos: la recuperación inmobiliaria está ocurriendo rápidamente y el desempleo está bajando sostenidamente. Pero con el gobierno presionando el freno con los recortes de gastos parece que será otro año flojo para la mayor economía mundial.
En una semana en que la eurozona cayó en su recesión más prolongada desde el inicio de la moneda única, ¿hay buenas noticias? Es quizás una señal de desesperación que algunas autoridades, como Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, hayan comenzado a destacar mejoras en el segundo derivado de indicadores: las cosas pueden estar empeorando, pero lo están haciendo más lentamente. Lo mismo sucede con el PIB. La zona euro se contrajo 0,2% en el primer trimestre frente a los últimos tres meses de 2012, cuando se contrajo 0,6%. Una señal más esperanzadora es que los insostenibles desequilibrios comerciales entre los miembros de la zona euro han mejorado.
Esto refleja en parte la triste realidad de que las importaciones caen a medida que las personas tienen menos dinero para gastar, pero la otra cara es que las exportaciones han subido gracias a una mejora en la competitividad.
China y Japón
Los datos publicados la semana pasada en China fueron un poco más débiles de lo esperado, pero aún revelan un crecimiento envidiable. La producción industrial y las ventas de retail se aceleraron en abril, lo que apunta a una expansión de cerca 7,5% año sobre año. Pero las preocupaciones son generalizadas. Desde una perspectiva de largo plazo, la realidad es que China no volverá a crecer a dos dígitos. En el corto plazo, la preocupación es que algo más peligroso esté ocurriendo. Pese a que el crecimiento es inestable, los préstamos de los bancos y la banca en las sombras se están disparando. Cada yuan de nuevo crédito genera cerca de 4 yuanes (US$ 0,7) de PIB, su menor nivel en una década. Los optimistas esperan que el gobierno acuda al rescate con reformas que reduzcan el poder del Estado e impulsen un mayor gasto de las empresas privadas y los consumidores.
En Japón, la terapia de shock está funcionando. Al menos en los consumidores. El flujo de dinero que el Banco de Japón está liberando, como parte de la estrategia del primer ministro Shinzo Abe para terminar con la deflación, está impulsando la confianza de los consumidores. Esta semana, el crecimiento anualizado de 3,5% en el primer trimestre superó a los otros países G7. ¿Pero qué pasa con las empresas? El dato del PIB mostró que la inversión de capital bajó por quinto trimestre consecutivo. Convencerlas a ellas es vital si Abe quiere triunfar.
Crecimiento de México
Las últimas cifras de crecimiento de México no son buenas, menos aún para un país que ha capturado la atención de los inversionistas internacionales como una de las esperanzas de Latinoamérica. Pero los datos -la economía creció 0,8% en el primer trimestre frente al mismo período de 2012- no son tan malos como parece. Primero, buena parte de la desaceleración fue causada por menores días laborales frente al año pasado. Segundo, argumenta Sergio Martín, economista jefe de HSBC en Ciudad de México, el cambio de gobierno en diciembre ha contenido el gasto del gobierno.
Ya que esos factores temporales pasarían pronto, y hay un panorama más optimista en la manufactura de EEUU, él y otros economistas esperan un repunte en el segundo semestre. Según la encuesta mensual del banco central a economistas privados, la economía crecería un respetable 3,4% en 2013, y un 4% el próximo año.