Por Jonathan Ford
Nick D’Aloisio, es un adolescente australiano de 18 años que no lee periódicos, ni siquiera en Internet. Sólo las noticias que alguien comenta en Twitter; y no porque leer periódicos sea aburrido, sino porque no tiene tiempo para hacerlo. Pero sí lee en profundidad temas que le intrigan o le apasionan, como las novelas de George Orwell o artículos sobre tecnología. El resto sólo lo lee por encima.
Cambio de hábitos
Se dice que la enorme cantidad de información disponible en internet ha cambiado los hábitos de lectura. D’Aloisio ha pensado mucho sobre esto y en los últimos años desarrolló un software para distinguir lo interesante y no dejarse llevar por el flujo de información. Leer por encima no es su preferencia, es su trabajo y su negocio.
El año pasado, D’Aloisio fue noticia porque a los 17 años vendió su empresa Summly a Yahoo! por US$ 30 millones. Con el apoyo de una serie de inversionistas como el millonario chino Li Ka-shing y el actor británico Stephen Fry diseñó un software que resume un texto largo en unas pocas frases.
La aplicación atrajo un enorme interés y pronto tuvo un millón de usuarios antes de que Yahoo la comprara. D’Aloisio trabaja ahora para Yahoo mejorando Summly y desarrollando nuevas aplicaciones con una tecnología similar. Vuela a Silicon Valley una semana al mes y en enero presentó junto con la directora ejecutiva de Yahoo, Marissa Mayer, la aplicación Yahoo News Digest, que ofrece resúmenes de las noticias más importantes dos veces al día, en la Feria de Productos Electrónicos de Consumo de Las Vegas. D’Aloisio cree que los resúmenes permiten leer todo lo interesante de un artículo y olvidarse de lo menos importante. Este sentido de “leer todo” se ha perdido en el ciberespacio, porque no hay tiempo para leer todo lo que se publica en Internet.
Estudiante de secundaria
Además de trabajar, D’Aloisio está estudiando el último año de secundaria en un instituto de Wimbledon. Tiene permiso para no asistir siempre a clase, estudia principalmente por la noche y va al instituto de vez en cuando para recibir orientación. Considera que ir a la escuela y seguir con sus estudios es muy útil.
En casa lleva una vida normal. Sigue yendo de vacaciones con su familia y tiene una novia desde antes de su éxito como emprendedor. Reconoce que “mi novia a veces se enfada bastante porque nunca soy capaz de relajarme un día entero y no hacer nada. Siempre tengo cientos de cosas que hacer”.
No ha tocado el dinero que recibió por la venta de su empresa y ahorra la mayor parte de su sueldo en Yahoo. Dice que no gana mucho porque es su primer trabajo, pero que tampoco necesita mucho para sus gastos, “solamente una cena o un taxi de vez en cuando”.
D’Aloisio siempre ha sido bueno en fijarse objetivos y cumplirlos. Nació en Australia y se trasladó a Reino Unido a los siete años. Sacó muy buenas notas en la escuela y en el instituto, época en la que ya era un programador autodidacta.
Creaba aplicaciones en las vacaciones hasta altas horas de la noche, pero no sólo por la mera satisfacción de crearlas, sino para venderlas. Con su primera aplicación que se vendió en la tienda de Apple ganó 79 libras (US$ 130) el primer día. “Me di cuenta de que ese campo tenía futuro y eso me animó a desarrollar más aplicaciones. Cada vez que creaba una aplicación nueva me fijaba un objetivo o un reto y la desarrollaba lentamente”.
Pasó de programar juegos sencillos a software más complejos, y pronto creó su tecnología de resúmenes que fue el germen de Summly.
Las tareas escolares fueron lo que primero le llevaron a pensar en la necesidad de aplicaciones para resumir textos, porque al buscar información en Google y Bing para los exámenes le costaba mucho distinguir qué enlaces eran relevantes y cuáles no hasta que hacía click en ellos. “Es un proceso muy ineficiente y de ahí salió la idea de los resúmenes, con los que el usuario sabe mejor si el enlace le interesa o no”.
Pero crear la aplicación para resumir no fue fácil. Tuvo que aprender el procesamiento del lenguaje natural (cómo dividir palabras en morfemas, unidades lingüísticas comprensibles más pequeñas) y a escribir algoritmos que los caractericen de forma que tengan significado.
Su voracidad intelectual le ayudó a ello, porque como dice él mismo: “siempre me ha gustado mucho aprender cosas nuevas”. Pero con eso no era suficiente.
Los primeros prototipos de Summly, llamados Trimit, no funcionaban bien. Con ellos era imposible resumir artículos en tweets, y cuando se ampliaban los resúmenes, a menudo perdían totalmente el sentido.
Los fallos técnicos no se consiguieron corregir hasta después del lanzamiento de Trimit en 2011 cuando, a pesar de las limitaciones, la aplicación atrajo el interés de Horizon Ventures, la empresa de inversiones propiedad del magnate chino Li Ka-shing.
Un equipo de Hong Kong se trasladó a Londres para conocer a D’Aloisio y a sus padres. Al final del encuentro, la delegación de Hong Kong desembolsó US$ 300.000, una cantidad que, en palabras de D’Aloisio, es una “decisión filantrópica”.
Así, de la noche a la mañana, dejó de ser un estudiante que se dedicaba a programar software desde su habitación para convertirse en un auténtico empresario que contaba con el respaldo de uno de los inversionistas tecnológicos más sagaces del planeta.