La recuperación de la zona euro ha dependido hasta ahora de las compañías manufactureras involucradas en la exportación global. Pero hay evidencias crecientes de que los consumidores locales están ayudando a avivar la siguiente etapa del repunte, impulsando las ventas de los retailers y otras compañías de servicios que dominan el escenario económico del bloque.
Encuestas sobre la actividad económica publicadas esta semana han mostrado pruebas de que las compañías de servicio de la zona euro, que representan más de la mitad de la producción, están contribuyendo más al retorno gradual de la región a la salud. La encuesta de gerentes de compra realizada por Markit mostró que la actividad en el retail se expandió en su paso más rápido en casi tres años en abril.
Mientras tanto, los datos de las ventas minoristas presentadas el martes por la Eurostat, la oficina de estadísticas de la Comisión Europea, superaron las expectativas.
Las señales de que la recuperación se está extendiendo han disminuidos las ya escasas probabilidades de que el Banco Central Europeo (ECB) recorte las tasas de interés cuando se reúna hoy en Bruselas.
El BCE podría, no obstante, añadir liquidez para contrarrestar el reciente episodio de volatilidad en los mercados de dinero.
Aunque una serie de datos débiles, incluyendo pobres cifras de producción industrial en Francia y poco satisfactorios pedidos a fábrica en Alemania, sugirieron que algunas fábricas de la región podrían estar en aprietos, los economistas creen que el sector servicios puede ayudar a mantener el crecimiento en un buen camino.
“La recuperación en países periféricos fue gatillada por el sector externo hace un año. Ahora la demanda nacional está repuntando y debería ayudar a solidificar esta recuperación”, comentó Phillippe Gudin de Vallerin, economista jefe para Europa de Barclays.
Hasta hace poco, la débil demanda interna había significado que los servicios estaban teniendo dificultades para replicar la fuerza en la actividad manufacturera, que se benefició de una recuperación más fuerte afuera del bloque.
Pese a que existen signos tentativos de que la inversión está repuntando, el mayor impulso vendrá del aumento del gasto por parte de los hogares de la región, que en conjunto representan cerca de 60% de toda la demanda interna.
“Nuestro pronóstico es que la demanda domestica aumente 1,2% este año, después de decaer 1% en 2013. Uno de los mayores impulsos vendrán del consumo privado, que irá de -0,7% el año pasado a 0,85%”, afirmó Jörg Krämer, economista jefe en Commerzbank.
“Una buena parte de eso está relacionado con la estabilización en los países periféricos”, añadió.
Una gran parte de la historia de recuperación del gasto tiene que ver con una estabilización de los ingresos disponibles en todo el bloque.
Como muchas otras historias relatadas sobre la economía en la zona euro, la de los ingresos disponibles pueda ser caracterizada por las grandes divergencias en las fortunas de los estados miembros, que están lentamente empezando a retroceder.
En Alemania y otras economías en el corazón de la región, el ingreso disponible siguió mayoritariamente creciendo durante la crisis de deuda soberana, a medida que la inflación se mantenía baja y los salarios subían, aunque hasta hace poco, relativamente lento.
Pero en algunas economías de la periferia como España e Irlanda, los salarios han caído dramáticamente.
Aunque algunos analistas consideran la fuerte reducción en los pagos algo necesario para hacer a estas economías más competitivas, el declive en los ingresos disponibles también socava la confianza.
Aunque el desempleo se mantiene cerca de sus máximos históricos, las bajas en los ingresos disponibles se han detenido en general, mientras que la menor inflación en el bloque está proporcionando a los consumidores un mayor poder de gasto.
Las señales de que los salarios ya no están en caída libre en la periferia han mejorado el ánimo de los consumidores, con el indicador de la confianza económica de la comisión de abril reflejando una visión más optimista para el futuro de la economía entre los hogares, junto con una ligera caída en lo que los consumidores esperan ahorrar.
Sin embargo, aunque la introducción de un salario mínimo en Alemania de 8,5 euros por hora en 2015 y 2016 debería aportar un mayor soporte a la demanda en la potencia europea, pocos esperan un regreso a los niveles de gasto vistos antes de la crisis en el futuro cercano.
“La mayor confianza de los hogares y la menor inflación probablemente van a seguir apoyando el consumo”, comentó Gudin, de Vallerin. “Pero su impacto sería limitado debido a los altos niveles de deuda, especialmente en España, y las muy lentas mejoras en los mercados laboralesd”.