Por David Pilling
La historia de la adicción a las inversiones de China es bien conocida. China invierte más en fábricas, carreteras, aeropuertos, centros comerciales y en complejos de viviendas que ninguna otra nación moderna lo ha hecho en la historia.
En su este peak después del estímulo que siguió a la crisis financiera de 2008, la inversión de capital bruto llegó a un 49% del PIB. Y cada vez que el crecimiento se hunde, como lo hizo a comienzos de este año, los planificadores centrales acuden a los “mezcladores de cemento” e impulsan la inversión nuevamente.
Yu Yongding, de la Academia China de Ciencias Sociales, cree que China está almacenando problemas a medida que suma a su stock elefantes blancos e industrias no rentables.
Altas tasas de ahorro
La alta tasa de inversión de China es la otra cara de sus altas tasas de ahorro, las que en 2007 llegaron a 50% del PIB. Una razón de por qué los chinos ahorran tanto es que ellos guardan dinero para cubrir eventos catastróficos como enfermedad o despidos.
Esta tendencia a ahorrar hace que el necesario reequilibrio de la economía China sea mayor. Si los consumidores no pueden depender del gasto y las exportaciones no pueden ser el motor del crecimiento, todo lo que queda es la inversión.
Es probable que el crecimiento sea este año cercano a 7,5%, un poco bajo respecto al casi 12% de 2010. Pero Xi Li, de la Universidad de Ciencias y Tecnología de Hong Kong, dijo que caerá más. Calcula que si el consumo de los hogares, ahora el 34% del PIB, se eleva a 50% en diez años, el crecimiento de la inversión anual necesitaría caer a -3% al año. Eso significaría que la expansión del PIB caería a 4%. Parte de la base para esta evaluación es empírica. Sólo se necesita visitar China para ver las inversiones en la red ferroviaria de alta velocidad más larga del mundo o en las inmensas “ciudades fantasmas”. La otra parte es estadística. Cada año, los datos oficiales muestran que las inversiones están cerca del 50%, los ahorros casi en el mismo nivel y el consumo alrededor de 35%.
Datos erróneos
Pero, ¿y si los datos oficiales están equivocados? Ese es una intrigante afirmación de dos académicos chinos que dicen que el consumo ha sido consistentemente reportado como menos de lo que en realidad es. En un documento reciente, Jun Zhang y Tian Zhu, de la Universidad de Fudan y China Europe International Business School, respectivamente, destacaron tres áreas importantes donde los datos no son incluidos.
El primero es vivienda. China no cuenta apropiadamente la “renta imputada”, una estimación de cuánto los dueños-ocupantes necesitarían pagar si estuvieran arrendando.
Segundo, dicen los expertos, gran parte del consumo privado aparece en las estadísticas como gastos corporativos. Por ejemplo, muchos ejecutivos pagan por su auto privado en la cuenta de la compañía. Aunque esto aparece en los datos oficiales como inversión, en realidad es consumo.
Tercero, y más importante, las encuestas del PIB sub-representan a quienes reciben altos ingresos, los que podrían no disfrutar la idea de autoridades con portapapeles anotando todos sus gastos. Si los hogares con altos ingresos no están en la encuesta, tampoco lo está su consumo.
Tomando estos tres factores juntos, los dos académicos calculan que China subestima el consumo entre 10 y 12 puntos porcentuales.
Por supuesto, si los datos de consumo están incorrectos eso implicaría que los datos sobre inversiones también lo están. Se necesita más trabajo para explicar esto. Ni siquiera las estimaciones más optimistas sobre el consumo crean preocupaciones sobre el desvanecimiento de la sobreinversión crónica.
Sin embargo, las reducirían. Lo que parece un debate oscurantista sobre la metodología para calcular el PIB resulta ser de vital importancia para el futuro económico de China.