Por Hugh Carnegy
París
El gobierno socialista de Francia prometió cambiar el oneroso sistema tributario en una apuesta por desactivar las protestas contra el presidente François Hollande, pero no realizó promesas sobre recortes en los impuestos.
El primer ministro, Jean-Marc Ayrault, aseguró ayer que los contribuyentes "creen que pagan muchos gravámenes y no están convencidos de que sea eficiente para ellos, la economía o los servicios públicos".
Ayrault agregó que iniciará negociaciones la próxima semana sobre una "reforma profunda" con los sindicatos, los empleadores y otros grupos, señalando que algunos cambios serían incluidos en los planes presupuestarios para 2015.
Pero él evitó cualquier compromiso de una rebaja en la carga tributaria, refiriéndose, en cambio, a un rendimiento "constante" y enfatizando la necesidad de una mayor transparencia y sencillez como prioridades.
Al preguntarle si su reforma significaría que los gravámenes caerían, respondió: "eso depende".
La sorpresiva movida -los ministros habían indicado previamente que una gran revisión de los impuestos no estaba considerada- llegó luego de demostraciones en la última semana por grupos de protestantes incluyendo agricultores, camioneros, traders y hasta entusiastas jinetes, sobre alzas inminentes en el IVA u otros tributos.
Hasta ahora, los esfuerzos para terminar con las manifestaciones han fracasado. Las revueltas se han vuelto en el foco de una amplia insatisfacción con Hollande, quien está sufriendo mínimos históricos de aprobación.