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El segundo acto del titán de la tecnología cuyo sueño llevó a Apple a la cima
Por: Equipo DF
Publicado: Sábado 25 de diciembre de 2010 a las 05:00 hrs.
Por Richard Waters y Joseph Menn
Cuando Steve Jobs subió al escenario en el Centro Yerba Buena, de San Francisco, en enero pasado para presentar una computadora touch-screen sin teclado el iPad cerró la etapa final de la más notable recuperación de la historia empresarial moderna.
No se trataba simplemente de la enfermedad que lo había marginado durante la mitad del año previo, sino que poco más de una década antes, tanto la carrera de Jobs como la de la propia Apple la compañía que había cofundado eran consideradas cosa del pasado. Su relevancia para la tecnología del futuro había sido descartada por Silicon Valley y por Wall Street. Sin embargo, para principios de este año la recuperación era completa. El nivel de anticipación generado por el evento de enero fue inusual, aún para los impresionantes estándares de Jobs.
Los críticos suelen hablar del campo de distorsión de la realidad generada por el jefe de Apple: su habilidad para convencer a la gente de que tecnologías que parecerían informes en otras manos han alcanzado la cúspide de la perfección en Apple. Pero generar esta suspensión de incredulidad es esencial para crear la demanda de dispositivos que la mayoría de los consumidores no sabían que necesitaban, y es un arte en el que Jobs es desde hace mucho un reconocido maestro.
Cuando Steven Paul Jobs fue noticia por primera vez, era más joven de lo que Mark Zuckerberg, el creador de Facebook, es ahora. Su papel en popularizar la computadora personal y la salida a bolsa de Apple en Wall Street que se produjo cuando Jobs tenía sólo 25 años lo convirtieron en la primera estrella de rock de la industria tecnológica.
Ahora, tres décadas más tarde, se ha asegurado un lugar en las primeras filas de los titanes de la tecnología de la Costa Oeste de EE.UU. que hicieron tanto por cambiar el mundo en la época cercana al cambio de milenio. Bill Gates puede ser más rico que él y podría decirse que, en su mejor momento, puede haber tenido una mayor influencia gracias a su monopolio sobre el software de las PC del mundo. Pero el fundador de Microsoft se retiró para dedicar su vida y su fortuna a las buenas obras. Es ahora Jobs quien ocupa el centro de la escena.
Steve es el último de los grandes constructores. Lo que lo hace diferente es que crea puestos de trabajo y actividad económica de la nada, mientras prácticamente todos los otros CEO de EE.UU. están viendo la forma de recortar costos y despedir gente, dijo Roger McNamee, un financista de Silicon Valley.
Había poco en los comienzos de Jobs que dieran una señal de lo que estaba por venir. Abandonó la universidad y no tiene educación formal en ingeniería, y volvía de India cuando él y su amigo Steve Wozniak encontraron un camino para convertir su pasatiempo electrónico en un negocio rentable. Pero el primer período de Jobs en Apple duró menos de una década. A los 30 años, después de una lucha de poder con un ejecutivo más experimentado que había sido contratado para dirigir la empresa, se encontró fuera. Pero en 1997, una Apple disminuída compró la segunda empresa de Jobs, Next, y antes de un año estaba de nuevo al mando.
Jobs ha establecido un estandar atemorizante para sus rivales. En este momento no tienen depredadores, comenta McNamee. Creo que podrían sacar una lavadora de platos y la gente la compraría.