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El euro está en más riesgo ahora que durante el peak de la crisis

Por: Wolfgang Münchau | Publicado: Martes 11 de noviembre de 2014 a las 05:00 hrs.
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Si hay una cosa en que las autoridades europeas concuerdan es que la supervivencia del euro ya no está en duda. La economía no está bien, pero al menos la crisis ya pasó. Yo desafiaría ese consenso. Las autoridades europeas tienden a juzgar el peligro según el número de reuniones nocturnas en el edificio Justus Lipsius en Bruselas. Hay definitivamente menos de esas. Pero esa es una mala medida.

No tengo idea cuál era la probabilidad de un quiebre del euro durante la crisis. Pero estoy seguro de que la probabilidad es mayor ahora. Hace dos años los analistas esperaban una sólida recuperación. Ahora sabemos que eso no ocurrió, ni va a ocurrir pronto. Hace dos años, la zona euro no estaba preparada para una crisis financiera, pero al menos las autoridades respondieron creando mecanismos para enfrentar la amenaza. Hoy la zona euro no tiene ningún mecanismo para defenderse de una depresión interminable. Y tampoco hay apetito por crearlo.

Como tan a menudo en la vida, la verdadera amenaza podría no llegar de donde se espera: los mercados de bonos. Los principales protagonistas hoy no son los inversionistas internacionales, sino los electores más propensos a votar por movimientos independentistas regionales.

En Francia, Marine Le Pen, la líder del Frente Nacional, podría esperar ganar una segunda vuelta con el presidente François Hollande. Beppe Grillo, el líder del Movimiento 5 Estrellas en Italia, es la única alternativa creíble a Matteo Renzi, el primer ministro actual. Tanto Le Pen como Grillo quieren que sus países dejen la zona euro. En Grecia, Alexis Tsipras y su partido Syriza lideran las preferencias. Lo mismo pasa con Podemos en España, con su joven líder Pablo Iglesias.

La pregunta para los votantes en los países golpeados por la crisis es ¿hasta qué punto se vuelve racional abandonar la zona euro? Su juicio es propenso a cambiar con el tiempo. Dudo que se esté volviendo más favorable a medida que la economía se hunde más en la depresión.

A diferencia de hace dos años, ahora tenemos una idea más clara sobre la respuesta a largo plazo. La austeridad llegó para quedarse. La política fiscal continuará contrayéndose a medida que los Estados miembros cumplen sus obligaciones bajo nuevas reglas fiscales europeas. El "programa de estímulo" de Alemania, anunciado la semana pasada, es lo mejor que se puede conseguir: 0,1% del PIB en gasto extra, que no comienza hasta 2016. ¡Disfruten!

¿Qué hay sobre la política monetaria? Mario Draghi afirmó que esperaba que el balance del Banco Central Europeo aumentara a cerca de 1 billón (millón de millones) de euros. El presidente del BCE no fijó esta cifra como una meta formal, sino como una expectativa. La interpretación más optimista es que esto implica un pequeño programa de alivio cuantitativo (compras de deuda fiscal). Una visión más pesimista es que nada sucederá y que el BCE no cumplirá con 1 billón de euros, tal como sigue sin cumplir con la meta de inflación. Mi expectativa es que el BCE cumplirá con la cifra, y que no hará mucha diferencia.

¿Y qué hay sobre las reformas estructurales? No deberíamos sobreestimar su efecto. Las aplaudidas reformas de bienestar y laboral de Alemania la hicieron más competitiva frente a otros países de la zona euro. Pero no elevaron la demanda interna. En la zona euro como un todo, su efecto sería incluso menor.

Hace dos meses, Draghi sugirió que la zona euro disparara en tres direcciones simultáneamente: políticas monetarias más flexibles, un alza en las inversión pública y reformas estructurales. Llamé a esto el equivalente económico de un bombardeo masivo. La respuesta parece más un equivalente económico de la Carga de la Brigada Ligera.

Esta serie de decepciones no dice de manera concluyente que la zona euro fracasará. Pero nos dicen que el estancamiento secular es muy probable. Para mí, eso constituye la verdadera medida del fracaso.

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