Al final, el centro no se pudo sostener. Después de cuatro años de tratar conjuntamente de reformar el Deutsche Bank, y darle la posibilidad a al menos uno de los grandes bancos europeos de competir con Wall Street, Anshu Jain y Jürgen Fitschen, líderes conjuntos del banco, anunciaron sus renuncias el domingo. La escala de la transformación estratégica y cultural que necesita el banco los agobió.
Jain y Fitschen, cuyos nombramientos como codirectores ejecutivos en 2011 personificaron el confuso sentido de la identidad en el núcleo del banco, serán sucedidos por John Cryan, ex director financiero de UBS. Cryan será el único que quedará a cargo cuando Fitschen abandone la compañía el próximo año, dándole clara autoridad para tratar de convertir al Deutsche en un banco de inversión global con un banco alemán minorista adjunto.
Desde abril, cuando Jain y Fitschen dieron a conocer una estrategia para escindir Postbank, uno de sus bancos minoristas alemanes, y aligerar y reorientar su banca de inversión, han estado teniendo dificultades.
La falta de claridad estratégica, junto con la sensación de que Jain tuvo algo de responsabilidad al no poner fin a los escándalos en el banco de inversión, incluyendo la participación del banco en la manipulación del tipo de interés de referencia Libor, minaron sus posiciones. A Jain se le puso directamente a cargo de la implementación de la nueva estrategia hace sólo dos semanas. En la reunión anual del banco el mes pasado, el 39 por ciento de los accionistas del banco no los apoyaron ni a él ni a sus colegas ejecutivos.
Sus renuncias dejan al Deutsche aún muy lejos de concluir el camino que emprendió casi un cuarto de siglo atrás bajo la dirección de Alfred Herrhausen, su ex presidente, quien fue asesinado en 1989. Herrhausen comenzó a transformar Deutsche de un banco corporativo y minorista enfocado en Alemania a un banco corporativo y de inversión global.
El resultado de la revisión de la estrategia de abril mostró cómo aún se debate entre dos direcciones financieras. Por instinto, Jain hubiera preferido una ruptura clara, fusionar el banco minorista de Deutsche Bank con Postbank y escindirlos en una oferta pública inicial. Eso lo hubiera dejado como rival directo de los bancos de Wall Street como Goldman Sachs, con una división de gestión de patrimonios.
En cambio, él y Fitschen cedieron, reconociendo que no podían darle la espalda a Alemania demasiado bruscamente. El papel tradicional del banco en el núcleo de la base industrial del país, y su nombre, hacían necesario que el banco diera la imagen de estar honrando sus raíces. Pero este compromiso, y el descontento por el desempeño del banco, pronto los socavaron.
La opción de Cyran es si debe mantener en gran medida la estrategia que Jain y Fitschen diseñaron, o si debe adoptar la actitud transformadora, a la cual se opusieron Jain y Fitschen, hacia la banca de inversión. Sería una ironía si Deutsche diera ese paso después de la partida de Jain, banquero de inversión por excelencia.
Jain y Fitschen no han cumplido la meta que se propusieron: afianzar el Deutsche Bank, y al mismo tiempo cambiar su dirección. Cryan debe demostrar que un sólo líder puede hacer algo que dos no pudieron hacer.