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Cómo el primer ministro griego Alexis Tsipras pasó de ser instigador a estadista

Además de establizar a una economía que estuvo al borde de salir de la zona euro, logró zanjar la larga disputa con Macedonia.

Por: Kerin Hope | Publicado: Lunes 28 de enero de 2019 a las 04:00 hrs.
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Atenas

Alexis Tsipras ¿premio Nobel? La idea que se ha promocionado para el primer ministro de Grecia por parte de algunos altos funcionarios podría parecer disparatada. Pero Tsipras puede ciertamente esperar la aclamación internacional tras lograr que los parlamentarios ratificaran un acuerdo para terminar una de las disputas bilaterales más largas de Europa.

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El viernes, el Parlamento aprobó que un plan para que su vecino, llamado oficialmente la exrepública Yugoslava de Macedonia, cambie su nombre a “Macedonia del Norte”. El acuerdo satisfacía a Atenas al abandonar un reclamo implícito sobre la región griega del mismo nombre. El pacto tiene un fuerte respaldo de la Unión Europea y la OTAN, que quieren incorporar a Macedonia a la órbita occidental.

Incluso si el comité del Nobel no considera a Tsipras y su contraparte macedonia, el primer ministro griego de 44 años ya casi no se puede reconocer como el instigador de izquierda que amenazó con denunciar el acuerdo de rescate de la eurozona a Grecia, prohibir a políticos alemanes visitar Atenas y sacar al país de la zona euro si los acreedores rechazaban sus demandas de un perdón de la deuda.

Cuatro años después de la primera y estrecha victoria electoral de su partido radical Syriza, Tsipras se ha convertido en una inesperada ancla de la disciplina financiera de Grecia. Su gobierno está generando el tipo de superávit fiscal que los acreedores de Atenas podían sólo soñar. Y se ha reinventado a sí mismo como un pragmático del sur de Europa, comprometido a ser un socio cooperador de la UE, mientras profundiza relaciones con Washington en el interés de la seguridad regional.

Alto costo

“Tsipras ahora tiene un nuevo perfil internacional, el del líder maduro listo para sufrir el costo político de aplicar políticas impopulares, ya sea por Macedonia o las difíciles reformas económicas necesarias para mantener a Grecia en la eurozona”, dijo Aris Hatzis, profesor de derecho y economía de la Universidad de Atenas.

Sin embargo, convertirse en estadista ha tenido un costo. Tsipras sobrevivió a un voto de confianza este mes, pero se espera que salga del cargo cuando Grecia realice una elección general este año. Las encuestas muestran que Syriza aún se ubica diez puntos por debajo del partido opositor de centro derecha Nueva Democracia, que ha rechazado el acuerdo con Macedonia.

“Resolver el problema con Macedonia le permite a Tsipras ganar buena voluntad a nivel europeo, pero es poco probable que impulse la popularidad de Syriza en casa”, aseguró Wolfango Piccoli, copresidente de servicios de riesgo político de la consultora Teneo.

Resolver el tema de Macedonia, una de las disputas más intrincadas que quedaron luego del colapso de Yugoslavia en los ‘90, en el último ejemplo de recién descubierto deseo de Tsipras de hacer concesiones, lo que ya ha coloreado su enfoque hacia la economía.

El primer ministro de Finanzas de Tsipras, Yanis Varoufakis, era un economista disidente determinado a redibujar las finanzas del país, si era necesario readoptando el dracma. Con Grecia preparada para una salida desordenada del euro a mediados de 2015, un desesperado Tsipras despidió a Varoufakis y se anotó para tres años más de una austeridad devastadora a cambio de un tercer rescate.

Acuerdo express

En lo que se refiere a Macedonia, el acuerdo fue zanjado con una inesperada rapidez: ha pasado sólo un año desde que Tsipras y Zoran Zaev, el primer ministro de Macedona, se reunieron por primera vez en Davos y acordaron negociaciones detalladas bajo el auspicio de Naciones Unidas. Seis meses después, el llamado acuerdo Prespa se firmó a la orilla de un lago de ese nombre que se extiende por la frontera entre Grecia y Macedonia.

Sin embargo, los griegos parecen oponerse en su mayoría al acuerdo. Encuestas muestran que entre 66% y 75% desaprueba el manejo gubernamental del asunto. A muchos no les gusta que Tsipras acepte la existencia de un lenguaje y nacionalidad macedonia.

Algunos votantes están preocupados de que, mientras Tsipras pule su nueva imagen en el extranjero, aún siembra división doméstica. Citan a las frecuentes intervenciones de Syriza en el sistema judicial, colocando presión sobre jueces para que fallen a favor de sus adherentes, y los intentos por implicar a los opositores políticos del gobierno en presuntos escándalos financieros.

En el partido apuestan a que su victoria por Macedonia, junto con una serie de bonos pre electorales, coloquen esas preocupaciones en el fondo a medida que se acercan los comicios.

Son optimistas también de que Tsipras pueda todavía recuperar a votantes que han estado decepcionados de sus promesas incumplidas de aumentar las pensiones y restaurar el gasto social a niveles previos a la crisis.

Euclid Tsakalotos, el ministro de Finanzas, persuadió a funcionarios de la UE para supervisar el progreso económico de Grecia para aceptar un aumento del sueldo mínimo, que estaba congelado desde 2010. Un plan para proteger a los propietarios endeudados de perder sus propiedades también está en discusión.

“Grecia parece tener cierto apalancamiento luego de superar la meta de superávit fiscal de 2018 por un amplio margen”, dijo Hatzis.

Incluso si Syriza pierde la elección general, Tsipras ya alcanzó un legado político inigualado por cualquier primer ministro griego reciente.

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