$3.400 MILLONES DE CORFO SE ADJUDICÓ EL CITA.
Luego de varios años desarrollando proyectos experimentales con emprendedores e investigadores, la Armada de Chile inauguró en 2024 su Centro de Innovación Tecnológica (CITA).
Este año buscarán profundizar su estrategia con startups y ampliar los pilotos tecnológicos a nuevas áreas, apostando por convertirse en un polo de innovación dual.
El CITA fue el hito que marcó la entrada y apuesta de la rama naval de las Fuerzas Armadas del país por las startups, la que esperan profundizar este año con un portafolio de programas y actividades.
El centro es la evolución natural tras la implementación de la primera Política de Investigación, Desarrollo e Innovación Tecnológica que la institución presentó en 2018.
El documento estableció la creación de un modelo de innovación sistemático que dio paso a programas como el Desafío Avante, una iniciativa de innovación abierta con startups; Desafío Rizo, para innovación interna del personal de la Armada; Proa I+D, para investigadores; Desafíos Públicos; y el encuentro de innovación Innovapolinav.
FRANCISCA LEMA, TENIENTE PRIMERO DE LA ARMADA.
“Si bien la Armada siempre ha innovado, con esta política se buscaba sistematizar las distintas iniciativas en innovación y para desarrollar soluciones tecnológicas”, afirmó la teniente primero Francisca Lema, una de los cuatro miembros fundadores del CITA.
Aunque la política no estipulaba la creación de un centro, Lema dijo que “surgió la necesidad” de crear una institución dedicada exclusivamente a innovación para canalizar todas las iniciativas que tenían.
El CITA está basado en Viña del Mar y cuenta con un equipo de 19 personas liderados por el capitán de navío Francisco Mackay.
El objetivo es brindar un espacio especializado para pruebas y validaciones tecnológicas, lo que Lema calificó como “un activo altamente valorado por los emprendedores”, así como codesarrollar tecnología con startups y el ecosistema para potenciar soluciones específicas para la Armada con aplicación dual (militar y civil).
“Vemos a las startups como una parte fundamental del ecosistema para poder desarrollar un producto o servicio de alta complejidad”, dijo.
Una decisión estratégica
Pero también buscan solucionar problemas internos de la Armada, por lo que hicieron un levantamiento de información para detectarlos.
“Uno pensaría que solo son de carácter militar, como el desarrollo de un radar o misil, pero la Armada es muy grande y tiene departamentos de educación, salud o logística. Entonces, el panorama es amplio”, explicó Lema.
Entre ellos hay temas como seguridad de intereses marítimos con la detección de lanchas que traficaban drogas dentro del territorio nacional, desafíos a los que han buscado soluciones con emprendedores.
Tanto la política como el CITA responden a una decisión estratégica.
“Son tres objetivos estratégicos claros: disponer de soluciones tecnológicas que no están en el mercado, asegurar independencia tecnológica respecto a otros países, y lograr autonomía estratégica para la Armada”, explicó Lema.
Apoyo directo a startups e investigadores
Para darle forma al CITA, el año pasado se adjudicaron un fondo de Corfo por $ 3.400 millones para los próximos cinco años y fueron reconocidos como un Instituto Tecnológico y de Investigación Pública.
Parte de ese financiamiento lo utilizarán para la creación de metodologías para desarrollar soluciones tecnológicas para la Armada, y generar nuevos vínculos con el ecosistema de innovación.
En tanto, Lema adelantó que este año el foco estará puesto en profundizar ese trabajo con emprendedores e investigadores. Por ejemplo, en la nueva versión del Desafío Avante -que cierra a mediados de mes- buscan innovaciones aplicables a la construcción naval.
“No buscamos una startup de una vertical específica, sino que todas aquellas que podrían darle una solución a algún problema de la Armada, pero con aplicación dual, en este caso para el proceso de construcción naval”, comentó.
Lema explicó que, en el caso de Desafío Avante, entregan becas a los emprendimientos a medida que avanzan en el concurso y los ganadores asisten a una gira internacional y tienen 24 semanas para desarrollar la solución.
“El CITA no adquiere ni el producto ni el servicio, sino que apoya el desarrollo tecnológico. Los que sí lo hacen son los que tienen el problema, por ejemplo, Asmar podría comprarlo en el caso de la construcción naval”, afirmó.
Si bien la Armada tiene activo pilotos con startups, aún no han logrado firmar contratos directos debido a la obligatoriedad de licitar, procesos que, según Lema, usualmente dejan fuera de la ecuación a las empresas emergentes.
Sin embargo, esa realidad podría cambiar debido a la actualización de la Ley de Compras Públicas que busca generar espacios para generar adquisiciones públicas de innovación en forma de retos o desafíos públicos. “Debería subir el número de startups, porque se vuelve más fácil adquirir tecnología”, dijo.