El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, dijo este fin de semana que continuaría las negociaciones de paz más avanzadas en cinco décadas de conflicto armado, incluso aunque los rebeldes marxistas hayan intensificado los ataques contra las fuerzas de seguridad e interrumpido el suministro de energía.
A finales de la semana pasada, guerrilleros de las FARC, que cuenta con alrededor de 7,000 miembros, bombardearon varias torres de energía, cortándoles la electricidad a cientos de miles de personas. También asesinaron a tiros a varios oficiales de policía, hicieron estallar oleoductos y obligaron a conductores de camiones cisterna a derramar crudo en un río en el suroeste de Colombia.
Los enfrentamientos entre las dos partes han continuado incluso durante las negociaciones que tienen lugar en Cuba. En ocasiones las FARC han declarado ceses al fuego unilaterales y han expresado que desean un cese el fuego bilateral mientras las negociaciones continúan. Los analistas creen que los últimos ataques son un intento de los rebeldes para forzar al presidente a poner fin a los combates. El gobierno desconfía del cese al fuego bilateral, en parte debido a que previamente han sido utilizados por las FARC como una oportunidad para reagruparse y rearmarse.
Un líder de las FARC conocido como Timochenko pidió una tregua bilateral el sábado, después de que Santos criticara duramente a los insurgentes durante su estancia en Roma: "Si con estos actos cobardes, insensatos, las Farc pretenden llevarme a un cese bilateral del conflicto, se equivocan".
La violencia ha escalado desde abril, cuando los insurgentes mataron a 10 soldados, rompiendo una tregua unilateral anunciada por las FARC en diciembre. El gobierno respondió con la reanudación de los bombardeos contra los guerrilleros, y en un ataque a finales de mayo mató a más de dos docenas de rebeldes, lo que provocó que las FARC pusieran formalmente fin a su cese al fuego.
Durante un tiempo el año pasado, los ataques guerrilleros a los oleoductos redujeron la producción diaria promedio de petróleo del cuarto mayor productor de crudo de América Latina a menos de 1 millón de barriles. La producción diaria de este año ya ha superado el millón de barriles conforme se redujeron los ataques durante el alto al fuego de las FARC, según Cerac, un grupo de estudio de seguridad en Bogotá.
A pesar de la violencia, desde que comenzaron las negociaciones en La Habana a finales de 2012 ambas partes han llegado a acuerdos en tres de los cinco puntos de la agenda. Ahora están trabadas en resolver las cuestiones más delicadas: cómo desmovilizar y castigar a los rebeldes.
Pero la reciente escalada de violencia está enfureciendo a los colombianos comunes y corrientes que están decepcionados por el lento ritmo de las negociaciones de paz, lo que complica los asuntos para Santos que se juega su legado con el éxito de estas conversaciones. Dijo que le pediría al Papa Francisco durante una audiencia en Roma el lunes que lo "iluminara" en el camino hacia la paz.
Su antecesor y antiguo líder, Álvaro Uribe, crítico de los esfuerzos de paz, dijo el fin de semana que Santos seguía adelante por "vanidad", y sugirió que las conversaciones debían ser "suspendidas" hasta que los rebeldes detuvieran su violencia. "La paz no es la entrega del país al terrorismo", expresó.
Santos respondió: "Quienes quieren forzarme a acabar los diálogos de paz también se equivocan. Persistiré así me juegue todo mi capital político".