Por Andres Schipani
En Los Olivos, un extenso barrio de Lima, Cindy Mamani ya está retrasada para su clase de derecho en la universidad César Vallejo, donde estudia para ser abogada. La estudiante de 18 años cuenta orgullosamente cómo ella es la primera de su familia mestiza peruana en tener acceso a una institución de educación superior. “Mis padres trabajaron muy duro para que yo llegara aquí”.
La historia de Mamani es un ejemplo de la transformación social de Perú, país que ha sido alabado durante la década pasada por tener la economía sudamericana de más rápido crecimiento. Además, aunque el “surgimiento de una nueva clase media” es la clásica historia en todos los mercados emergentes, lo que realmente diferencia a Perú es que ha sido impulsado por un auge de inversión, en vez de por un desmedido consumismo ya estancado como el de algunos de sus vecinos regionales como Brasil.
A pesar de un crecimiento chino más lento y temores del “ajuste” de la Fed, se pronostica que la economía peruana de $210 mil millones crezca más de 5% este año, según estimaciones del Fondo Monetario Internacional, en contraste con un crecimiento regional promedio de 2,6%.
“Lo que diferencia el fenómeno peruano es la velocidad a la que ha crecido la clase media,” dice Rolando Arellano, un importante sociólogo local. “Las nuevas generaciones sólo conocen el progreso, y quieren seguir prosperando”.
Aumento de la inversión
Cierta inclinación general a invertir parece ser una de las razones principales detrás del continuo crecimiento de Perú, y no sólo en casos como el de Mamani, o sus 35.000 compañeros estudiantes, que gastan en promedio US$ 150 mensuales en el pago de matrículas.
El año pasado, la inversión fue de 28% del PIB, la mayor parte en minería, a la par de las tasas asiáticas. El país es el tercer mayor productor mundial de cobre y plata, y el sexto mayor productor de oro, y Ollanta Humala, el presidente de Perú, dice que hay inversiones mineras en el horizonte que se estiman en alrededor de US$ 60 mil millones.
Este crecimiento impulsado por las inversiones ha reducido las tasas de pobreza desde la mitad a un 25% de la población y ha creado una clase media que se estima es la mitad de la población.
En efecto, según una encuesta realizada en octubre por Latam Confidential, actualmente es 30% más probable que los peruanos inviertan en educación que sus vecinos regionales, y casi 50% más probable que adquieran servicios de salud. “El motor de nuestro crecimiento está, en gran medida, impulsado por nuestra clase media,” señala Carolina Trivelli, del Instituto de Estudios Peruanos.
Efecto regional
Incluso así, ni siquiera Perú ha podido escapar de la desaceleración económica que ha golpeado a América Latina este año. El crecimiento se desaceleró en el tercer trimestre al 4,4% de un 5,6% el trimestre anterior. “No nos va mal, pero ya nos habíamos acostumbrado a brillar,” indica Oswaldo Molina, economista en Lima. “Debemos acostumbrarnos a que ese brillo se haya opacado”.
Los economistas advierten acerca de la fragilidad de la nueva clase media peruana y de la necesidad de promover otras reformas para sostener el auge en un país que sufre de instituciones débiles y en el que una gran parte de la economía es informal y, por lo tanto, no genera impuestos.
“La economía ya ha tocado fondo y sólo se puede mover hacia arriba,” comenta Julio Velarde, presidente del banco central. Miguel Castilla, ministro de Economía y Finanzas, espera que la economía crezca 6% el próximo año “o incluso más”.
Las autoridades también hacen caso omiso de los riesgos potenciales, como el déficit de la cuenta corriente de Perú, el cual es equivalente al 5% del PIB, pero está cubierto por inversión extranjera directa, y apuntan hacia múltiples acuerdos de libre comercio como muestra de que Perú está “abierto a los negocios”. Sin embargo, para los economistas como Molina, la pregunta principal es durante cuánto tiempo la nueva clase media peruana va a continuar sintiéndose próspera. Una señal preocupante es una desaceleración en el ritmo de la inversión privada, la cual está creciendo a solamente 2%, su tasa más baja en cuatro años.