El gobierno de Brasil está formulando una reforma constitucional que consagraría por primera vez la autonomía del banco central, dice el nuevo jefe de la institución.
La ley propuesta daría al órgano emisor la licencia para usar todos los instrumentos que considerara necesarios para lograr sus objetivos, entre ellos la estabilidad financiera y una meta de inflación determinada en consulta con la administración.
“Hay un proyecto que señalará explícitamente que el banco central es autónomo: lo llamamos autonomía operacional”, dijo Ilan Godlfajn, quien se convirtió en presidente de la institución el mes pasado.
La ley, que podría llegar al Congreso como una reforma constitucional este año, apuntaría a fortalecer la credibilidad de la entidad financiera en los mercados, reduciendo la percepción de que es vulnerable a la interferencia política.
Bajo la presidenta Dilma Rousseff, quien ha sido suspendida del poder en medio de un proceso de impugnación, acusada de manipular el presupuesto fiscal, hubo rumores persistentes de intervención en política monetaria para lograr sus metas políticas.
Durante su gobierno, las tasas de interés se bajaron hasta niveles récord, incluso pese a que la inflación, archienemiga de Brasil, estaba resurgiendo, dañando la confianza en la política económica y empujando al país hacia una recesión profunda.
Goldfajn, quien antes era economista jefe de Itaú Unibanco, la entidad privada más grande de Brasil, tomó el cargo de Alexandre Tombini, un tecnócrata de carrera que administró el banco central bajo Rousseff, en junio.
Goldfajn también trabajó para el Fondo Monetario Internacional durante la crisis financiera asiática entre 1996 y 1999, y luego para el banco central de Brasil entre 2000 y 2003.
Dijo que la reforma constitucional no entregaría al banco central independencia completa porque la meta de inflación de Brasil seguiría siendo determinada por un consejo monetario, cuyos miembros incluyen los ministros de Planificación y Hacienda.
No obstante, formalizaría lo que él llamó la autonomía “de facto existente para usar la política montearia y otros instrumentos que le parecieran adecuados para alcanzar la meta.
En otras medidas, dijo que el banco central esperaba acercarse a su meta de inflación de 4,5% hacia el final del próximo año. La inflación anualizada fue 8,84% en junio.
Goldfajn dijo que el la institución financiera que preside esperaba que la inflación terminara 2017 en 4,7%, en comparación con las previsiones de mercado que apuntaban a 5,5%.”Diría que el centro de la meta el próximo año está completamente a nuestro alcance”.
Una vez que llegara a la meta, comenzaría a considerar si bajarla a largo plazo, indicó, dando señales de que esto podría ocurrir después de 2018.
“No creemos que 4,5% sea la meta fija para Brasil en el largo plazo”, señaló.
Una parte esencial de esto, sin embargo, sería la implementación de reformas propuestas por el gobierno del presidente interino Michel Temer para controlar una explosión en el gasto fiscal en Brasil, como un cambio constitucional para poner un tope a los aumentos en el gasto, dejándolos en cero en términos reales.
Otras reformas necesarias incluirían revisar el desfinanciado sistema de seguridad social del país.
“Incluso para llegar a menos inflación el próximo año, es importante ver algunas reformas”, dijo Godlfajn. “Lo que es relevante para la economía y para nosotros es la perspectiva de retomar el control de las cuentas públicas”.
Dijo que otro objetivo clave del banco central era la implementación completa de un régimen de tipo de cambio flotante.