Por Jonathan Soble, Tokyo
Shinzo Abe, el primer ministro de Japón, ha establecido metas ambiciosas para su campaña denominada “Abenomics” para reenergizar la economía japonesa, desde duplicar los ingresos agrícolas y visitas turísticas hasta triplicar el valor de las exportaciones de transporte y generación de energía.
Los objetivos, que se presentaron durante un discurso la semana pasada, serán incluidos en un programa más amplio de reformas regulatorias y otras iniciativas de promoción del crecimiento que el gobierno de Abe pretende finalizar el próximo mes.
Los expertos dicen que el programa es crucial para asegurar los beneficios a largo plazo de la agenda de Abe, que se ha enfocado hasta ahora en inyectar dinero a la economía a través de una política monetaria y fiscal bruscamente expandida.
Abe ofreció algunos detalles de cómo va a alcanzar estas metas, y al menos alguno de ellos parecían desalentadores.
Como parte de una reforma de las a menudo débiles e insulares universidades de Japón, Abe dijo que quiere posicionar a ocho instituciones dentro del top 100 mundial en una década. Sólo dos universidades están dentro de ese ranking actualmente.
Se prometió un modelo más claro para la versión completa de la estrategia, que se presentará antes de que el primer ministro viaje a la cumbre de líderes del G8 en Reino Unido el 17 de junio. “Sin acción, no puede haber crecimiento”, dijo Abe.
Quizás una de las metas menos ambiciosas de Abe es restaurar la inversión anual del sector privado doméstico al nivel anterior a la crisis financiera global, de cerca de 70 mil millones de yenes (US$ 678 millones), en un plazo de tres años.
Ha bajado un 10% desde la crisis, y los economistas dicen que la recuperación sostenida depende de que las compañías incrementen su gasto.
La robusta expansión económica de Japón en los tres meses a marzo, de un 3,5% anualizado, fue impulsada por las exportaciones y el gasto de los consumidores.
La inversión corporativa declinó por quinto trimestre consecutivo.