El Gobierno de Estados Unidos estudia
hoy una nueva medida intervencionista para desbloquear los créditos
y dar confianza a los inversores, que le llevaría a convertirse en
accionista de algunas de las entidades financieras en crisis.
La medida que estudia el Gobierno, similar a otras adoptadas en
Europa, consistiría en inyectar capital público en el accionariado
de algunos bancos, acogiéndose a la autoridad que le dio el Congreso
cuando aprobó el plan de rescate económico de US$700.000 millones, explicó la portavoz de la Casa Blanca, Dana Perino.
A ojos de todos los expertos, la medida, como ocurrió con la
nacionalización de la aseguradora AIG o el propio paquete de
rescate, va en contra del espíritu de libre mercado que ha
prevalecido durante los ochos años de mandato de George W. Bush.
Hoy Dana Perino lo justificó con el argumento de que la crisis
financiera es tan intensa, que el Ejecutivo se ha visto obligado a
tomar decisiones "radicales, agresivas y audaces" que no "forman
parte de sus instintos naturales".
"Cuando llegó la evidencia de que la crisis financiera iba a
afectar a todo estadounidense, fuera rico o pobre, el presidente
decidió que era importante que el Gobierno llevara a cabo una acción
contundente", explicó.
"Cuando se le planteó la medida, el instinto natural del
presidente fue pedir que el Gobierno no se viera envuelto", dijo
Perino. Pero Bush dio su visto bueno al constatar que la crisis está
afectando a todo el mundo, "no solo a unos cuantos ejecutivos de
Wall Street".
Aunque no se conocen los detalles de la medida, que dependerá del
Departamento del Tesoro, la portavoz aclaró que la inversión del
Estado irá dirigida a entrar en el capital de las entidades, pero no
a asumir su gestión.
Ya ayer el secretario del Tesoro, Henry Paulson, se refirió a
esta medida, aunque de una manera críptica, al adelantar que el
próximo paso del Gobierno podría ser inyectar recursos en el capital
social de las entidades.
"La política del Gobierno es usar todos los recursos disponibles
para fortalecer nuestro sistema financiero. Usaremos todas las
herramientas en nuestra mano para ser más efectivos, incluyendo la
capitalización de las entidades financieras de todos los tamaños",
dijo, sin dar más detalle.
El gran problema de las instituciones financieras, hoy en día, es
que siguen teniendo problemas para acceder y conceder créditos, pese
a la aprobación del monumental paquete de rescate financiero.
El hecho es que, en la actualidad, los bancos de todo el mundo
están inmersos en unas pérdidas que, según el Fondo Monetario
Internacional, podrían llegar a los US$1,4 billones a nivel
global.
La medida de Estados Unidos no sería la primera en la actual
crisis. Una decisión similar tomó ayer el Gobierno británico, cuando
anunció que podría inyectar US$87 millones en acciones
preferentes del Royal Bank of Scotland, Barclays y el HSBC.
También el Gobierno de Islandia ha decidido tomar el control del
los mayores bancos del país, aquejados también por la intensa crisis
financiera.
La dimensión mundial de la crisis de los mercados ha obligado a
Gobiernos y a las autoridades monetarias a tejer alianzas nunca
vistas antes.
Ayer, por primera vez en la historia, la Reserva Federal accedió,
de manera no anunciada, a acometer una bajada de los tipos de
interés coordinada con otros grandes bancos centrales, entre ellos
el chino.
Hoy mismo Bush expresó su voluntad de colaborar con los países
europeos y la comunidad internacional, para resolver la crisis.
En declaraciones junto al mandatario eslovaco, el jefe de la Casa
Blanca indicó que "EE.UU. adoptará medidas firmes para actuar ante
la actual situación económica", y destacó el deseo de colaborar con
sus "amigos europeos para desarrollar una política común como mejor
sea posible".