Millonarias bonificaciones entregaron a sus empleados
durante el año pasado los nueve grandes bancos que fueron rescatados por el gobierno de dicho
país para sortear la crisis financiera, según evidenció un informe del fiscal general
de Nueva York, Andrew Cuomo.
El documento detalla que el banco estadounidense Citigroup pagó el año pasado US$ 5.300 millones en
bonificaciones a sus ejecutivos, pese a recibir
recursos públicos por hasta US$ 45.000 millones para sanear sus cuentas, y pese registrar pérdidas por US$ 18.700 millones en el periodo. La entidad premió con un bono de al
menos US$ 1 millón a 738 empleados y con uno de al menos US$ 3 millones a otros
124 altos ejecutivos de la entidad.
Bank of America, otra entidad que recibió una cantidad similar de fondos
públicos, pagó US$3.300 millones en bonos a 172 altos ejecutivos, de los que 28
recibieron al menos US$ 3 millones.
El informe también revela que el banco de inversión Merrill Lynch, adquirido
por Bank of America el año pasado para evitar su quiebra, pagó US$3.600
millones en bonificaciones.
Por otro lado, las dos entidades que mejor han capeado el
hundimiento del sistema financiero, JP Morgan Chase y Goldman Sachs, son
también las que más primas pagaron en 2008, asevera el informe.
Los dos grandes bancos, que ya han devuelto el dinero público que se les
prestó, en conjunto remuneraron a sus empleados con más de US$ 13.400 millones en
primas. En concreto, unos 200 altos cargos de ambas entidades recibieron primas
superiores a los US$ 3 millones por su desempeño el año pasado.
Cuomo señala que el desembolso de estas compensaciones durante los meses en que
Wall Street estuvo al borde de desplomarse, desmiente el argumento de que los
bonos son una forma de remunerar el buen trabajo.
"Cuando los bancos iban bien, pagaban bien a sus empleados. Cuando les iba
mal, (también) los pagaban bien. Y cuando les fue muy mal y los contribuyentes
tuvieron que rescatarlos, pagaron muy bien a sus empleados", afirma.
El fiscal general de Nueva York señala que las entidades financieras nunca
reajustaron el nivel de las compensaciones a la realidad del mercado bursátil
tras el desplome de las hipotecas "subprime" en 2007, por lo que
siguieron entregando los mismos bonos que pagaban durante los años del auge
inmobiliario.
"Nuestra investigación indica una desconexión entre la remuneración y el
resultado de los bancos que condujo a un sistema de bonificaciones en el que
'si sale cara gano, y si sale cruz también'", resalta en el documento
Cuomo.
Por ello, apuesta por aprender de esta crisis la "lección" de que se
necesita implementar en el sistema financiero estadounidense un mecanismo de
remuneración de altos ejecutivos "racional y basado en principios sólidos
que promueva un crecimiento económico sostenible y racional".