Bancos centrales de Latinoamérica sufren para controlar la inflación
Las autoridades están lidiando con el aumento de precios de los servicios a medida que las personas reanudan su vida normal tras la pandemia, mientras que las sequías y el clima extremo hacen que las facturas de energía se disparen en toda la región.
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Los fuertes aumentos de precios en América Latina durante septiembre se traducen en mucho más trabajo para los principales bancos centrales con metas de inflación de la región.
Los precios al consumidor se dispararon el mes pasado mucho más allá de los niveles de tolerancia de las autoridades en Brasil, México, Chile, Colombia y Perú, principalmente debido al aumento de los costos de los alimentos y la energía. Los shocks de precios sugieren que la inflación puede estar extendiéndose a los artículos y servicios básicos, allanando el camino para más alzas de tasas de interés en toda la región.
Los bancos centrales están lidiando con el aumento de los precios de los servicios a medida que las personas reanudan su vida normal tras la pandemia, mientras que las sequías y el clima extremo hacen que las facturas de energía se disparen en toda la región. Al mismo tiempo, las preocupaciones fiscales sobre el gasto pandémico persisten mientras países como Chile continúan inyectando miles de millones de dólares en ayuda a sus economías.
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Hoy viernes, la inflación anual en Brasil, la economía más grande de América Latina, escaló a 10,25%, más del doble del objetivo del banco central de 3,75% y el ritmo más rápido desde febrero de 2016. En Chile, los precios al consumidor subieron 5,3% interanual, el mayor avance desde 2014.
En Colombia, donde la inflación anual se ubicó en 4,51%, las autoridades respondieron elevando la semana pasada las tasas de interés por primera vez en más de cinco años. Otros países se enfrentan a un IPC aún más alto a pesar de aplicar una política monetaria más restrictiva.
La inflación anual de México se aceleró a 6% pese a que el banco central ha elevado las tasas de interés en 75 puntos base desde junio y se limitaron los precios del gas para cocinar. México, Chile y Colombia apuntan a una inflación anual de 3%, con un rango de tolerancia de un punto porcentual hacia arriba y hacia abajo.
Choques y demanda
Los problemas de la cadena de suministro ahora están agravando los desafíos por el lado de la demanda en México, como en otras partes de la región, dijo Joan Domene, economista de Oxford Economics. "Tenemos demasiadas crisis en un país propenso a muchos choques inflacionarios", dijo.
El efecto combinado ha frenado los esfuerzos de los encargados de formular la política monetaria por controlar los precios, mientras que la volatilidad interna ha complicado las cosas en algunos lugares. "El colapso de la moneda y el aumento de los precios de las materias primas explican gran parte del reciente aumento en Brasil, dijo Adriana Dupita, economista latinoamericana de Bloomberg Economics.
En respuesta, las autoridades brasileñas han elevado la tasa Selic en 425 puntos básicos desde marzo y señalaron que se producirá otra alza de un punto porcentual completo a finales de este mes. Aun así, las expectativas de inflación para 2022 han aumentado debido a los enfrentamientos políticos entre el máximo tribunal y el presidente Jair Bolsonaro, ya causa de preocupaciones sobre cuánto aumentará el gasto público antes de su candidatura a la reelección de 2022.
Mientras tanto, en Perú, donde la inflación anual se ubica en 5,2%, más del doble del objetivo, los inversionistas continúan preocupados por el Gobierno izquierdista del presidente Pedro Castillo. El sol aún mantiene una depreciación de más de 11% desde que Castillo ganó la primera ronda de las elecciones presidenciales en abril, pese a un aumento reciente en las tasas de interés. Para aliviar algunos de esos temores, Castillo ha mantenido a Julio Velarde, uno de los jefes de bancos centrales con más años en el cargo en Latinoamérica, como jefe de la autoridad monetaria.
Alberto Ramos, economista jefe para América Latina de Goldman Sachs, dijo que las persistentes presiones inflacionarias significan que los bancos centrales estarán inclinados a actuar más rápido para limitar el daño.
"Y en la mayoría de los lugares también tienen que protegerse contra la inestabilidad financiera dados los contextos fiscales y políticos", dijo.