El Gobierno de Brasil aplicará
medidas para prevenir los efectos de la crisis financiera
internacional, afirmaron hoy ministros del Gobierno al admitir que
la mayor economía latinoamericana también será golpeada.
"Podemos tener una disminución de la actividad económica y
queremos que sea la menor disminución posible", dijo el ministro de
Planificación, Paulo Bernardo, en una entrevista con el canal de
televisión Globo News.
Las medidas apuntan a aumentar la disponibilidad de crédito para
las empresas y el sector exportador y suplir los fondos que dejarán
de fluir debido a la crisis del sistema internacional, explicó.
"La economía norteamericana tiene una gran flexibilidad y va a
recuperarse fácilmente de esa crisis...queremos que eso suceda
también aquí", agregó Bernardo.
Hasta ahora el mayor impacto lo ha sentido la bolsa de valores de
Sao Paulo, que ha perdido más de 13 por ciento de la capitalización
de su mercado de acciones líderes Ibovespa, con pérdidas
generalizadas en sus principales títulos.
Mientras, el real brasileño ha perdido cerca del 10 por ciento de
su valor frente al dólar desde el 2 de enero, en una tendencia que
se ha desatado en las últimas dos semanas.
Por su parte, el ministro de Industria y Comercio Exterior,
Miguel Jorge, dijo a periodistas en la capital federal Brasilia que
ha sido creado "un grupo de trabajo" formado por este despacho, los
de Hacienda y Desarrollo y por el Banco Central para elaborar las
medidas a ser presentadas al presidente Luiz Inácio Lula da Silva la
próxima semana.
El propósito es aumentar las líneas de crédito a la exportación y
trabajar de manera preventiva ante un posible agravamiento de la
crisis, coincidió.
Serán liberados más fondos del Programa de Crédito a la
Exportación (Proex), del estatal Banco Nacional de Desarrollo
Económico y Social (Bndes) y serán flexibilizados los contratos de
cambio, añadió.
"Todas esas cosas son obvias, pero tenemos que trabajar con cosas
no obvias, porque esta crisis es diferente y tenemos que ser
creativos y no esperar que los problemas sucedan para después
actuar", afirmó Jorge.
Una de las preocupaciones del Gobierno es que se sequen las
fuentes de financiación a las exportaciones, lo que sería complicado
para Brasil, que financia la mitad (unos 100.000 millones de
dólares) de sus ventas externas, observó.
Mientras, el presidente del Banco Central, Henrique Meirelles,
admitió la seriedad de la crisis. "La percepción de gravedad era
mayor ayer que hoy. Mañana vamos a ver", dijo tras participar en una
conferencia en Sao Paulo.
Sin embargo, dijo, hay que conservar la calma y Brasil debe
actuar con serenidad. "Medidas precipitadas, tomada al calor de los
acontecimientos, muchas veces se muestran equivocadas", afirmó.
Hasta ayer el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, sus ministros
y Meirelles insistían en que esa crisis tendrá un efecto "muy leve"
en la economía brasileña y afirmaban que estaba circunscrita a
Estados Unidos y el mercado de hipotecas.
Meirelles, que ayer admitió su "sorpresa" por el agravamiento del
cuadro internacional, reconoció hoy que ya comienza a ser medido el
impacto del problema sobre la economía real.
Lo más importante, en medio de las fuertes oscilaciones de ahora,
es estar atentos para ver si son necesarios ajustes a la política
económica, dijo.