El secretario general de la ONU,
Ban Ki-moon, instó hoy a las grandes potencias a iniciar
negociaciones internacionales para llegar a la eliminación de las
armas nucleares.
Ban aseguró en una reunión sobre desarme celebrada en la sede de
Naciones Unidas que los países que poseen armas atómicas deberían
adoptar mecanismos que aseguren que los que no las tienen jamás
serán atacados con este tipo de armamento.
"Los obstáculos al desarme son formidables, pero el riesgo y los
costos que representa su alternativa nunca reciben la atención que
se merecen", apuntó.
El secretario general presentó una propuesta de cinco puntos para
iniciar un proceso de desarme, que incluye relanzar los esfuerzos
para hacer cumplir el Tratado para la Prohibición de Pruebas
Nucleares (CTBT) y detener la producción de material necesario para
elaborar armas nucleares.
"Insto a todos los miembros del Tratado de No Proliferación de
Armas Nucleares (TNP) a cumplir sus obligaciones bajo ese tratado y
poner en marcha negociaciones que conduzcan al desarme nuclear",
apuntó.
También instó a la puesta en práctica de los acuerdos de zonas
libres de armas nucleares pendientes en Asia Central y África, y
llamó a que un tratado de la misma naturaleza se adopte en Medio Oriente.
El secretario general reveló que tiene un interés particular en
esta materia por su experiencia personal como ciudadano de un país
como Corea del Sur que sufrió una guerra convencional y ha vivido
bajo la amenaza del uso de armas de destrucción masiva.
"Hoy en día, hay un respaldo generalizado en todo el mundo a la
postura de que las armas nucleares no se pueden usar nunca más por
sus efectos indiscriminados, su impacto ecológico y las profundas
implicaciones que representan para la seguridad global y regional",
señaló.
Ban mencionó el estimado del Instituto de Investigación para la
Paz Internacional de Estocolmo de que el gasto militar en 2007
superó los US$1,3 billones y el de la Institución Brookings
de Washington de que el costo histórico del arsenal nuclear de
EE.UU. suma US$5,8 billones.
"Esto representa una inversión enorme de recursos técnicos y
financieros que podrían haberse empleado en otros usos productivos",
lamentó.
La propuesta del secretario general recibió una cálida acogida en
la reunión organizada por el Instituto Este-Oeste, a la que
asistieron el embajador ruso en EE.UU., Sergey Kislyak; el ex
diplomático y negociador estadounidense Max Kampelman y el ex jefe
de Estado Mayor del Ejército indio Ved Malik.