La Reserva Federal de Estados Unidos señaló su voluntad de mantener las tasas de interés bajas por más tiempo, dados los riesgos a la economía estadounidense, que van desde un dólar más fuerte hasta sueldos tibios, pasando por un mercado inmobiliario débil.
Muchos funcionarios del banco central "observaron que un incremento prematuro en las tasas podría enfriar la aparente sólida recuperación de las condiciones de la actividad real y del mercado laboral, socavando el progreso hacia los objetivos del comité", lo que los inclina a mantener las tasas cercanas a cero "por un período mayor", mostraron los registros de su reunión del 27 y 28 de enero, divulgados ayer.
Los inversionistas están ahora a la espera del testimonio de la presidenta de la Fed, Janet Yellen, ante el Congreso la próxima semana, para obtener más señales sobre el cronograma de alza de tasas de interés.
El tono cauteloso de las minutas contrasta con un informe revelado una semana después de la reunión que mostró que las nóminas de empleo subieron más de lo esperado en enero, sumando los tres meses más sólidos de crecimiento del empleo en 17 años.
"Las minutas fueron definitivamente blandas", dijo a Bloomberg el economista jefe para EEUU de RBC Capital Markets, Tom Porcelli. Un alza en junio quedó en duda, pero eso no significa que haya sido descartado, agregó.
Los funcionarios también expresaron preocupación por el hecho de que al remover su compromiso de ser "pacientes" en el alza de los tipos queden comprometidos con un calendario estrecho para el ajuste, mostró el texto.
El panel consideró que los riesgos al panorama económico están "casi equilibrados". Pero apuntó al fortalecimiento del dólar, los conflictos desde Grecia a Rusia, y un lento crecimiento de lo salarios como los factores que debilitan el argumento para aumentar las tasas por primera vez desde 2008.
Caída récord de IPP
Un informe separado mostró que los precios al productor de EEUU registraron una baja récord en enero, afectados por la caída de los costos de la energía, apuntando a presiones inflacionarias muy limitadas en el corto plazo.
El Departamento de Trabajo dijo ayer que su Índice de Precios al Productor (IPP) basado en la demanda final cayó 0,8%, el mayor descenso desde la reformulación de la serie iniciada en noviembre de 2009.
En diciembre el IPP había retrocedido 0,2%. Enero fue el tercer mes seguido de declives para el IPP.
En los doce meses a enero, los precios al productor se mantuvieron sin cambios, la lectura anual más floja desde que comenzaron los registros en noviembre de 2010, tras crecer 1,1% en diciembre.
Los precios energéticos más bajos, en un contexto de demanda global más débil y una mayor producción de petróleo de esquisto en EEUU, junto con un fortalecimiento del dólar, están conteniendo la inflación de los precios domésticos.