Por Isabel Ramos Jeldres
Jeb Bush puso ayer fin a seis meses de espera y lanzó su candidatura para obtener la nominación republicana para postular a la Casa Blanca en 2016. El ex gobernador de Florida se comprometió a reparar a un Washington disfuncional, en una carrera que disputará con al menos diez candidatos más y donde debe desvincularse de la baja popularidad de su padre y su hermano, ambos ex presidentes.
“Sacaremos a Washington -la capital estática de este dinámico país- del negocio de causar problemas”, dijo Bush ante sus seguidores en Miami-Dade College, donde presentó oficialmente su candidatura. “Sé que podemos repararlo, porque yo lo he hecho”, aseguró.
Bush eligió Miami-Dade College por su estudiantado multicultural, que enfatiza su compromiso con los votantes latinos y la inmigración. Este tema él lo conoce de cerca, ya que su esposa Columba es mexicana y, de ganar la elección, sería la primera vez en 187 años que Estados Unidos tiene una primera dama nacida en el extranjero.
El discurso de Bush fue brevemente interrumpido por manifestantes a favor de la reforma a la inmigración. Él respondió: “El próximo presidente aprobará una reforma a la inmigración significativa”.
Críticas a Washington
“No necesitamos a otro presidente que simplemente mantenga el mayor puesto entre las élites consentidas de Washington. Necesitamos a un presidente dispuesto a desafiar y alterar a toda la cultura de la capital de nuestra nación”, afirmó.
La carrera de Bush para la elección de noviembre del próximo año no será fácil. Se unirá a un campo republicano donde otros diez candidatos ya han declarado su intención de postular, y enfrenta una fuerte competencia del Senador por Florida, Marco Rubio, y el gobernador de Wisconsin, Scott Walker.
Hoy, además, podría hacer oficial su candidatura el multimillonario Donald Trump.
Bush tenía una ventaja en las encuestas de los votantes republicanos cuando empezó a mostrar interés por una candidatura en diciembre, pero eso se ha disipado. Está prácticamente empatado en el primer lugar con varios candidatos.
Ayer, Bush criticó a la ex secretaria de Estado Hillary Clinton, quien lidera la nominación demócrata. “Con su política exterior de llamados telefónicos, el equipo Obama-Clinton-Kerry está dejando un legado de crisis incontenidas, violencia sin oposición, enemigos anónimos, amigos no defendidos y alianzas no resueltas”, afirmó.
En ese sentido, Bush se comprometió a “reconstruir nuestras fuerzas armadas” y renovar los lazos de cercanía con Israel y otros aliados tradicionales.
A la sombra de Bush
Jeb tendrá que conquistar a los republicanos que no están seguros de votar por una tercera persona con apellido Bush después de que su padre, George H.W. Bush, y especialmente su hermano mayor, George W. Bush, dejaran el cargo con bajos niveles de aprobación.
El legado de su hermano es el más cuestionado, por su invasión a Irak en 2003 y la crisis financiera que estalló hacia el final de su mandato.
Por eso, el logo de su campaña es Jeb!, evitando el uso de su apellido. En el evento de ayer, además, no participó ninguno de los ex presidentes. Sólo lo hicieron su madre Nancy, de 90 años, su esposa y uno de sus hijos.
Una encuesta de Bloomberg Politics en abril mostró que un 42% de los republicanos e independientes de todo el país dijeron que nunca considerarían votar por Bush.
Los demócratas usarán los vínculos de Bush a su favor. “Ya sabemos que esperar de la presidencia de un Bush porque ya lo hemos visto antes. Jeb Bush apoyó a las desastrosas políticas económicas y exteriores de su hermano, que nos debilitaron en casa y en el extranjero”, afirmó ayer la representante Debbie Wasserman Schultz, jefa del Comité Demócrata Nacional.
Esta semana Bush participará en eventos en New Hampshire, Iowa y Carolina del Sur.