El gobernador del Banco de Japón, Haruhiko Kuroda, dijo ayer que no veía la necesidad inmediata de ampliar nuevamente su estímulo monetario, en momentos en que la inflación se encamina hacia su meta de 2% pese a la presión temporal de la caída del precio del petróleo.
Kuroda hizo hincapié en la determinación del Banco de Japón (BoJ, su sigla en inglés) de aliviar la política aún más si la tendencia alcista se ve interrumpida por riesgos tales como un debilitamiento de la economía o el declive continuo en los precios del petróleo.
"No creo que haya ningún cambio en la tendencia de los precios por el momento. Por eso no creo que haya una necesidad de hacer algo adicional", dijo Kuroda en una conferencia de prensa después de la reunión de política monetaria de la institución.
"Si hay algún cambio en la tendencia de los precios, no dudaremos en ajustar la política", agregó.
Kuroda hizo estas declaraciones después de que el BoJ mantuviera su programa de estímulo que se compromete a imprimir dinero a un ritmo anual de 80 billones de yenes al año (US$ 675.000 millones).
El BoJ también revisó al alza su visión de las exportaciones y la producción, aun cuando datos que exhiben sólo una débil recuperación desde una recesión han moderado su optimismo.
Datos reportados el lunes confirmaron que la economía salió de una recesión en el cuarto trimestre del año pasado, pero el crecimiento anual de 2,2% fue mucho más débil que el esperado, subrayando el impacto persistente de un aumento del impuesto a las ventas en abril del año pasado.
Aún así, el BoJ mantuvo su opinión de que la economía se está recuperando moderadamente, y se encamina a alcanzar una inflación de 2% el próximo año fiscal cuando las empresas aumenten los salarios y el gasto.
"La producción industrial se está recuperando", dijo el BoJ en una declaración emitida después de la reunión. Esa fue una visión más optimista que la ofrecida el mes pasado, cuando dijo que la producción estaba "tocando piso".