Bajo el eslógan “haciendo fácil la innovación en el agro”, finalizó la última etapa del concurso “La Papa”, organizado por la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) del Ministerio de Agricultura, con el apoyo del Centro de Innovación, Emprendimiento y Tecnología (CIET) de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI).
En esta primera versión del certamen, que tiene por finalidad entregar apoyo a emprendedores y principiantes mediante mentorías y cofinanciamiento, postularon 645 proyectos. De ellos, se seleccionaron a los tres con mayores proyecciones: Bocali, Data Logger C-Trax y Curanto chilote en conserva; iniciativas que serán reconocidas oficialmente en una ceremonia que presidirá el ministro de Agricultura, Luis Mayol, el próximo 18 de julio.
El director del FIA, Fernando Bas, señala que los ganadores fueron seleccionados, principalmente, por su “idea innovadora, un modelo de negocios claramente establecido, y una evaluación de costos para que el negocio sea sustentable en el tiempo”.
Los proyectos presentados se enfocaron fundamentalmente en productos de consumo masivo; mejoras en los procesos productivos y comercialización, reutilización de desechos y energía; y plataformas tecnológicas.
El proceso
La Fundación para la Innovación Agraria, como entidad que financia proyectos de innovación agrícola, quiso enfocarse esta vez en estimular a los jóvenes para que desarrollen sus ideas en el sector silvoagrícola.
Fernando Bas reconoce que la idea del concurso fue “capacitar a los participantes en todos los pasos que implican llegar a una innovación”, para que en el futuro puedan postular a otros fondos orientados a empresas con mayor desarrollo.
El cofinanciamiento entregado por la entidad de gobierno, ascendió a $ 150 millones, $ 50 millones para cada ganador (unos US$ 100 mil), además de un total de $ 30 millones para que los seis finalistas desarrollaran un prototipo de la idea.
Fernando Bas comenta que para que los proyectos tuvieran una orientación exitosa, en la última etapa les solicitaron acercarse a empresas e inversionistas para buscar socios, con el fin de que estos potenciales socios, o ellos mismos, “aportaran un 20% adicional”, asevera.
Quínoa lista para servir
"Bocali" es un plato de quínoa y verduras listo para consumir luego de agregar por cinco minutos agua caliente. El producto fue ideado por Xaviera Encina, Pero Iriberry y Héctor Láscar, quienes crearon tres variedades: "Bocali de la tierra" con espinaca, pimentón y champiñones, "Bocali del huerto" con zapallitos italianos, zanahorias y perejil y "Bocali del campo" con tomate, albahaca y aceitunas.
Actualmente, el equipo está terminado los prototipos de los envases, testeando las recetas y certificando su contenido, para poder empezar con la primera tanda productiva, que será encargada a una empresa nacional para que extraiga el agua de la quínoa y verduras. En el intertanto, el equipo está desarrollando un canal de ventas a través de internet. "En un futuro trabajaremos por estar más cerca de nuestros clientes, estando presentes en tiendas especializadas o gourmet, así como locales de conveniencia" afirma Xaviera Encina.
Curanto chilote en conserva
El curanto en conserva es un producto creado para que los clientes puedan probar la experiencia de consumir una comida típica de Chiloé, en la comodidad de un envase portátil.
José Alberto Fuentes, ingeniero agroindustrial de la Universidad de Concepción, desarrolló este producto en su tesis de pregrado, donde hizo las pruebas de factibilidad técnica y de desarrollo comercial. Luego, juntos a dos socios, presentaron el curanto en conserva -en diversos formatos para distintos clientes-, como un producto asociado al mercado gourmet y de souvenirs. Realizaron diversas pruebas de conservación y obtuvieron los permisos sanitarios con el cual desarrollaron su prototipo final.
Actualmente están en la etapa de constitución societaria, para trabajar en conjunto con una planta procesadora de productos del mar, ubicada en Chiloé, y producir en ella el curanto en envases de vidrio y lata.
Exportación controlada
Datta Logger C-Trax es un servicio creado por Paul O'Toole, Alejandra Valdés y Juan Hasfura que registra temperatura, humedad, oxígeno y CO2 de los productos agroalimentarios exportados por mar. El sistema contempla que al finalizar el viaje, el dispositivo se conecte a un computador, cargue los datos a un sitio web y los envíe al exportador. Esta herramienta servirá para asignar de manera correcta la responsabilidad de una eventual falla en el sistema y para tener en cuenta la información precisa a la hora de tomar decisiones.
La idea, que nació a partir de la necesidad de los exportadores, podrá ser útil también para otros actores del mercado, como navieras, aseguradoras y liquidadoras.
"Esta temporada vamos a realizar demostraciones comerciales con exportadoras que han mostrado interés para luego, ofrecer al mercado nuestras primeras unidades de forma comercial", afirma Alejandra Valdés.