por Alejandra Melo
En 2010, y a raíz de una investigación para su tesis doctoral en Columbia University, la socióloga de la Universidad Católica de Chile ( UC) Pilar Opazo, investigó las operaciones del equipo detrás de El Bulli, el restaurant español del chef Ferran Adriá, por años galardonado como el mejor del mundo.
Opazo descubrió que tenía una dinámica de innovación constante: cada año cambiaba su carta y la forma en que servía los platos y la experiencia la juntaba con arte. El resultado de esa investigación se plasmó en el libro “Appetite for Innovation”, publicado por Columbia Press hace unas semanas.
“A través del mundo de la cocina se busca comprender un modelo de organización que toma la innovación como foco principal de lo que se necesita”, comenta Opazo.
La investigación tuvo un reto importante: se inició a solo meses que el restaurant cerrara sus puertas en 2011 para pasar a ser una fundación (elBulli Foundation) para la innovación, por lo que trabajó contra el tiempo. En ese período contó con la colaboración de Ferran Adriá y conoció elBulli Taller, donde residía el quehacer de la investigación y desarrollo, convirtiéndose en una verdadera unidad de I+D en busca de nuevas técnicas y platos.
“Tanto la estructura organizacional, como el modelo de innovación es replicable a otras industrias, todo depende de cómo se organice y gestione”, señala.
Uno de los aspectos más llamativos, dice, es que allí renovaban constantemente lo que hacían, registrando y documentándolo en lo que llama una “auditoría de la creatividad”, que se hacía en base a un método y lenguaje que era compartido al interior de la organización.
“Operaban como una red abierta para mantener y preservar la innovación en el tiempo. Su modelo no buscaba mantener los platos exitosos, sino por el contrario, bloquearlos, sacándolos de la carta, pero generado otros igualmente innovadores”, explica.
Añade que esta forma de trabajar junto a la auditoría, es replicable a otros sectores para innovar.