Hace tres años, un equipo multidisciplinario de la Universidad Católica de Chile (UC), compuesto por Viviana Montecinos, directora del laboratorio de biología tumoral de la institución, Javier Cerda, estudiante de doctorado en biología celular e Ignacio San Francisco, urólogo, comenzó a investigar un nuevo método para predecir la agresividad del cáncer de próstata, enfermedad que afecta a uno de cada seis hombres en el mundo.
La meta no era no menor, ya que un pronóstico temprano podría cambiar índices globales de salud. Y la consiguieron. Los profesionales -mediante una prueba basada en la detección de células que rodean el tumor (estroma)- descubrieron que la información de un determinado patrón -o firma genética- permitía predecir si las células de una persona con ese cáncer, podrían hacer metástasis en otros órganos del cuerpo.
“La importancia de este diagnóstico radica en la posibilidad de tratar las posibles ramificaciones antes de que aparezcan, ya que éstas tienden a ser lo que realmente mata a los pacientes oncológicos”, comenta Montecinos. Añade que lo novedoso del test, es que las células a analizar se obtienen de la biopsia del tumor, lo que apresura la entrega de resultados a una semana, y evita incurrir en nuevas muestras, abaratando los costos totales.
La académica explica, además, que estos factores son esenciales, ya que buscan que el test sea una alternativa asequible, que -esperan- no supere los $ 200 mil, una vez que sea licenciado y salga al mercado en un plazo estimado de cinco años. Estas características le permitirían reemplazar mecanismos actuales, diez veces más caros.
Hoy, los investigadores están en etapa de levantamiento de capital, requieren unos $ 400 millones para llevar a cabo la validación clínica, que les permita insertar la prueba de pronóstico de progresión del cáncer al mercado. Para conseguirlo, los académicos viajarán en julio a Estados Unidos, en el marco del programa Global UC, a entablar relaciones con centros clínicos e inversionistas.