La salida de ocho centrales a carbón en cinco años y la meta de un retiro total al 2040 fue el principal anuncio dado ayer desde Cerrillos por el Presidente Sebastián Piñera tras concluir las conversaciones que se iniciaron en enero con las cuatro mayores empresas del sistema.
Piñera destacó que “gracias a un acuerdo, durante los próximos cinco años vamos a sacar de la producción ocho centrales a carbón, que van a permitir una reducción en el aporte que hacen estas centrales a la matriz energética del 20%”.
Y agregó que otra meta es “que hacia el año 2040 tener la matriz energética descarbonizada y que al 2050 Chile sea un país carbono neutral, es decir, que todo lo que emitimos sea absorbido, por eso hay que avanzar a energías renovables en la matriz energética”.
Así, el cronograma contempla el cese de 1.047 MW, de un total de 5.451 MW repartido en 28 centrales termoeléctricas.
Luego de este primer paso, se irán definiendo cada cinco años nuevos planes hasta llegar a 2040, para fijar una programación específica de retiro dando cuenta de los impactos de dicha decisión.
La empresa que concentra la atención es AES Gener, ya que más del 80% del total de la capacidad instalada que tienen en Chile contempla al carbón como protagonista. La firma, ligada al grupo norteamericano AES Corp, comprometió el cese de operaciones de la Unidad 1 de Ventanas el 1 de noviembre del 2022 y el de la Unidad 2 del mismo complejo termoeléctrico el 1 de mayo de 2024, en el entendido que el gobierno haya establecido en dicha fecha el nuevo estado operativo denominado ERE (Estado de Reserva Estratégica). Así, se compromete el retiro de 322 MW.
Según el cronograma, Engie será la primera al tomar el compromiso vinculante de retirar todas las unidades carboneras de Tocopilla (12, 13, 14 y 15), que suman alrededor de 440 MW. En el caso de las unidades 12 y 13, las que totalizan 170 MW, su retiro ya fue aprobado por la Comisión Nacional de Energía (CNE) en el año pasado y está pronto a ejecutarse. Mientras, las unidades 14 y 15, que involucran 268 MW en total, lo harán a partir del 1 de enero de 2022. La firma reconoció un impacto financiero en torno a US$ 63 millones.
“El acuerdo refleja que este proceso necesariamente debe ser visto como una transición y no como un quiebre. Hoy el 40% de la matriz de Chile depende del carbón y por ese motivo deben complementarse de la mejor manera posible las variables ambientales, económicas y sociales, así como también la seguridad del sistema eléctrico nacional”, aseguró su gerente general, Axel Levêque.
Luego será el turno de Enel que deberá retirar su central Tarapacá, de 158 MW, en 2020 y de Bocamina 1, de 128 MW, en 2023. Respecto a Bocamina 2, la unidad más nueva del grupo de 350 MW, se prevé que Enel fije como meta su cierre anticipado a más tardar diciembre del año 2040. Según informó la italiana en un hecho esencial, por el cierre de las primeras dos centrales, la empresa hará un deterioro de US$ 290 millones este año. Y agregaron que los efectos financieros de Bocamina 2 no fueron posibles de determinar.
El gerente general de Enel Chile, Paolo Pallotti, destacó que “como grupo hemos venido liderando la transición energética hacia una matriz limpia y sustentable, y hoy confirmamos nuestro compromiso firmando un acuerdo que prevé el cierre progresivo de nuestras centrales a carbón, reduciéndolas a la mitad no más allá del 2023”, dijo.
En tanto Colbún, que es dueña de una centrales en base a carbón, declaró como meta de cierre de la Central Santa María para el año 2040. Al respecto, el gerente general de la firma, Thomas Keller, dijo que es “relevante que este hito sea acompañado de otras medidas regulatorias y de mercado que den las señales correctas para el desarrollo de las inversiones necesarias que garanticen el respaldo y flexibilidad que el sistema requerirá de manera creciente”, quien recordó además la importancia de que este plan se lleve a cabo sin afectar obligaciones contractuales vigentes.
Las garantías de seguridad
El acuerdo establece que las centrales que retiren su operación podrán entrar a un nuevo estado operativo denominado Estado Operativo de Reserva Estratégica (ERE) cuyo objetivo es dar garantías de seguridad al Sistema Eléctrico Nacional. Las centrales en ERE solo podrán ser convocadas por el Coordinador en circunstancias de emergencia en las que se prevea un déficit relevante de suministro. Según lo acordado, el período en el que podrán permanecer en esa situación no podrá ser superior a cinco años, previo a su cierre definitivo. En la práctica, esto implicará que cuando una central esté en dicha situación, la empresa recibirá una parte de los pagos que les correspondan y estarán disponibles para el despacho, previo aviso de 60 días.
Según trascendió, en esta situación, este pago se reducirá en un 40%, aunque permitiría de todas formas aumentar la vida útil de las unidades.
El acuerdo de Enel con el ministerio
Los acuerdos que logró el gobierno con las cuatro generadoras tienen alcances diferentes. El primero en ser dado a conocer ayer fue el del grupo Enel en Chile, donde fija los parámetros bajo los cuales se dará el retiro progresivo de sus centrales con carbón.
Ahí se establece que después de 2025, se realizarán mesas de trabajao en las que se analizarán una serie de condiciones para ir dando de baja las centrales. "El propósito de estas mesas de trabajo será la de generar los insumos que permitan definir en forma precisa calendarios posibles de retiro de unidades generadoras a carbón en los años posteriores", dice el documento.
En el numeral número ocho del acuerdo, además, se establece que Enel no tendrá un trato discriminatorio entre los distintos generadores, producto del nuevo Estado Operativo de Reserva Estratégica (ERE).
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