Los niños genios chilenos que están en la mira de las grandes tecnológicas
El increíble caso de una niña de 11 años que piensa en un sistema operativo
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David Nogales T. / Fabiola Venegas
Sheldon Cooper y Leonard Hofstadter son dos de los personajes protagónicos de The Big Bang Theory, una de los sitcom más populares de Estados Unidos y que también es muy seguida en Chile. La serie muestra las aventuras y desventuras de un grupo de genios científicos, fanáticos de la ciencia y la tecnología.
A miles de kilómetros al sur de EEUU, pero en la vida 100% real, un pequeño y largo país de Sudamérica también está produciendo mini genios. Y no están precisamente en el radar de los grandes estudios cinematográficos sino que en el de las gigantes tecnológicas.
Un caso increíble es el de Sofía Dorta, quien a sus tempranos 11 años ya comenzó a programar desde su celular. Tal fue el impacto que generó que Google (sí, ¡Google!) la puso en contacto con dos de sus ingenieras en California.
Pero la firma de Mountain View no ha sido la única en poner sus ojos en Sofía. Tras participar en una hackaton auspiciada por IBM Chile, la compañía asombrada por su talento, empezó a proporcionarle desde hace algunos meses cursos online de inteligencia artificial.
La academia de talentos digitales Desafío Latam también confió en sus habilidades. Permitió que se inscribiera en el curso intensivo de programador web y además la ayudó con una beca parcial. Ahora terminará su página web Code Classroom que justamente busca transmitir sus conocimientos a quienes compartan su misma pasión por programar. "Su mayor virtud es su necesidad incontrolable de aprender", subraya el director de Desarrollo del bootcamp, Andrés Gallardo.
Motivados por su ejemplo, el bootcamp lanzó un curso especial para niños a partir de los 9 años que quieran aprender ciencias de la computación.
Pero hay más. La pequeña Sofía está construyendo Code Classroom, un sitio web para enseñar a programar, y participa en La Pizza Mecánica, programando un robot que competirá en California, con el auspicio de STEM Academy. Así no más.
Puede ser una niña, pero tiene un objetivo claro: construir un nuevo sistema operativo pero “que sea ágil, porque todo se está probando en la nube; muy seguro, multiusuario y personalizable en algunos temas”, cuenta Sofía.
Está tan comprometida con su obejtivo que aspira a conseguir una beca para ser desarrollador Android.
Pero Sofía no es la única. En la misma línea de la programación y la informática, se encuentra Tomás Pérez Orellana. Con sólo 14 años, este joven alumno de la Escuela de Verano de la Universidad de Chile, ha participado en tres cursos, uno de ellos de robótica. Aquí aprendió a diseñar con Lego Mindstorms, conocimiento que le permitió participar en el grupo Robotec 2 para competir en la First Lego League Chile, donde ganaron un cupo para asistir al First Lego League Internacional Open Champion Ship Bath, UK 2017.
Su compañero de competencia, Blaz Korecic, que este año comenzará a cursar ingeniería en la Universidad de Chile, profundizó los conocimientos que ya sabía en lenguaje C++ para programar el robot.
“Tener 12 años y poder ir a una competencia internacional es hacerte cargo de lo que quieres ser a edad muy temprana”, recalca la subdirectora de la EdV, Alejandra Ávila.
Científicas sub 25
La informática no es el único campo de acción de los jóvenes genios; en ciencia también hay casos de éxito. A Carolina Águila, por ejemplo, siempre le apasionó la idea de ser científica, pero sus 450 en la PSU pudieron haber frustrado su sueño. No obstante, la iniciativa Cupo Explora-Cátedra Unesco, de Conicyt le permitió estudiar ingeniería en Biotecnología y hoy se perfecciona con un Magíster. Tiene dos publicaciones científicas en el área de la biomedicina y no supera los 25 años.
Javiera Pino, es otro ejemplo de éxito. La estudiante de ingeniería civil en Biotecnología de la Universidad de Chile, participó en iGEM, la mayor competencia internacional de biotecnología, realizada en Boston, EEUU. Allí, junto a un grupo de compañeros -todos ex alumnos de la Escuela de Verano de la casa de Bello-, defendió una aplicación de ingeniería genética para microalgas, que optimiza la fijación de CO2 y produce materia prima.
Hoy, los jóvenes planean instalar un biorreactor en un espacio público donde las microalgas realicen estas funciones y hacer viable el proyecto.
Cultura emprendedora
Todas estas extraordinarias historias, sin embargo, contrastan con la realidad chilena en materia de ciencia y tecnología, especialmente por la falta de profesionales para cubrir la demanda actual.
En ese contexto, destaca la iniciativa de Corfo a través del Programa de Apoyo al Entorno para el Emprendimiento y la Innovación (PAEI).
En alianza con establecimientos de enseñanza básica y media, 50 proyectos han sido apoyados con más de $ 1.300 millones durante 2016 y 2017. Maricarmen Torres, subgerenta de esta unidad, detalla que se ejecutaron 30 en 2016 con la participación de 214 mil estudiantes.
Desde el sector privado también han surgido iniciativas. Por ejemplo, en Fundación Telefónica, estudiantes de 1º a 4º medio y profesores se capacitan cada verano en el curso Innovación Modular Educativa Tecnológica (IMET) en contenidos de Programación, Diseño y Robótica. En 2017, se benefició a 1.471 alumnos y 32 profesores.
Igual de activa es la Fundación Ciencia Joven. A través del Programa Academia incentiva el aprendizaje de ciencias duras en establecimientos con base científica débil. Junto a Google, han llevado esta iniciativa a 14 colegios de la comuna de Quilicura, impactando a 269 alumnos.
Gracias al ´Programa tus ideas´ de Fundación País Digital y Samsung alumnos de sexto básico del Colegio Santa Teresa de Jesús de Ovalle crearon una aplicación móvil que en caso de peligro envía un mensaje de ayuda a un familiar, usando la ubicación a través de GPS y así agilizar la asistencia.