El Producto Interior Bruto (PIB) del Reino Unido no registró
en el segundo trimestre ningún crecimiento respecto a los tres primeros meses
del año, mientras que en términos interanuales fue un 1,4% superior al del
mismo período de 2007.
La economía británica mostró un crecimiento cero en el
segundo trimestre, su peor comportamiento desde la recesión de comienzos de los
años 90, según los datos revisados publicados hoy por National Statistics.
El PIB de segundo trimestre se mantuvo plano en el segundo
trimestre respecto al primero, por debajo de la previsión de un avance del
0,1%. El dato provisional apuntaba un repunte del 0,2% trimestral y del 1,6%
interanual. En términos interanuales, el Producto Interior Bruto (PIB) creció
un 1,4%, por debajo del 2,3% del primer trimestre de 2008 y del 1,5% esperado,
lo que supone su menor crecimiento desde el cuarto trimestre de 1992.
El pasado día 14, España conocía su propio dato de
crecimiento: un 0,1% en el segundo trimestre. Porcentaje que reflejó un frenazo
de dos décimas respecto a los tres primeros meses del año y sitúa el
crecimiento interanual de la economía española en el 1,8%, nueve décimas menos
que en el primer trimestre y el nivel más bajo en doce años. El PIB español
crecía a su menor ritmo en doce años.
El dato británico del segundo trimestre, revisado a la baja
desde la estimación inicial, que preveía un crecimiento del 0,2%, es el peor en
16 años, al acabar con 63 trimestre de continuo crecimiento, según los datos de
la Oficina Nacional
de Estadística británica (ONS, en inglés) publicados hoy.
La economía británica continúa por tanto, su contracción, ya
que creció un 0,9 en el segundo trimestre de 2007; un 0,6%, en el tercero y el
cuarto, y un 0,3% en los primeros tres meses de 2008.
Por actividades, tanto la producción industrial como la
manufacturera cayeron un 0,8% entre el primer y el segundo trimestre, mientras
que la construcción descendió un 1,1%. Por contra, la producción total del
sector servicios se incrementó un 0,2%.
El estancamiento intertrimestral aumenta los temores a que
el Reino Unido entre finalmente en recesión -dos trimestres consecutivos con
crecimiento negativo-. De hecho, el banco central no descartó por completo que
la economía británica pueda decrecer y entrar en recesión. A la hora de
establecer su política monetaria, el Banco de Inglaterra se está viendo
obligado en los últimos meses a decidirse entre dos problemas cuya solución
requiere acciones contrapuestas.
En su último informe trimestral sobre inflación, el Banco de
Inglaterra predijo a principios de agosto que la tasa interanual de crecimiento
del PIB se situará a finales de este año y comienzos del próximo en torno a
cero, como consecuencia de un deterioro del mercado laboral, un endurecimiento
de las condiciones crediticias y una caída mayor de lo previsto en el mercado
inmobiliario.