Lejos de concitar respaldo transversal, a raíz del argumento de que fue acusado de acoso sexual, la sorpresiva salida del ahora exsubsecretario de Previsión Social Christian Larraín abrió un nuevo flanco al Gobierno y, en particular, a la titular del Trabajo, Jeannette Jara, en quien se concentraron las críticas de la oposición durante esta jornada de martes en el Congreso, al punto de que habría perdido la interlocución válida al menos para la UDI.

Durante toda la jornada, incluso en el oficialismo admitieron la desprolijidad con que actuó el Gobierno en relación con salida del exsubsecretario. De hecho, en el marco de un punto de prensa, el diputado socialista Marcos Ilabaca reconoció “la falta de pulcritud” con que se realizó este proceso de despido del exfuncionario. En la misma línea el diputado del PPD, Raúl Soto, admitió que “me hubiera gustado más prolijidad” en la situación que llevó al despido de Larraín.

En privado, en gran parte del Socialismo Democrático expresaban su molestia por la forma como Larraín fue apartado de su cargo y expresan sus dudas acerca del hecho de que se le haya acusado de acoso sexual en términos tan vagos y no se haya denunciado e iniciado un sumario interno que, de ser culpable, terminara en su despido.

Esta postura se asemeja mucho a la de la oposición, cuyos representantes en la Comisión de Trabajo de la Cámara, Cristian Labbé y Henry Leal, enviaron una carta de dos carillas al presidente de la instancia, el socialista Juan Santana –quien ha defendido abiertamente el actuar de la ministra Jara en esta compleja situación-, en la que piden que Larraín sea invitado a la comisión con dos objetivos claros, que se le permita hacer su defensa ante las acusaciones y que explique el plan B en que habría estado trabajando para la reforma de pensiones. 

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“En el entendido de que una imputación tan grave no puede ni debe quedar en el ámbito de las especulaciones, y que además se hace estrictamente necesario conocer las últimas propuestas que el exsubsecretario había elaborado en una reforma tan importante como es la de pensiones, es que en su calidad de presidente de la comisión de Trabajo y Seguridad Social de la Cámara de Diputadas y Diputados, venimos en solicitarle, respetuosamente, que tenga a bien recabar el acuerdo de todos sus integrantes para que el señor Christian Larraín Pizarro pueda asistir a la sesión más próxima a la que estemos citados”, solicita la carta.

Cabe mencionar que este debate no lo siguió la aludida, puesto que pese a haber sido invitada a la sesión debido a los temas que analizó la comisión, Jara no llegó a la instancia. 

“Purga estalinista”

Por su parte, el jefe de bancada de RN Frank Sauerbaum, llegó al punto de calificar lo sucedido a Larraín como “purga estalinista”.

Según explicó el diputado Labbé antes de la sesión, de ser votada la solicitud, la oposición sólo necesitaba mayoría simple de los presentes en la comisión para imponer su postura, aunque nunca se votó, ya que Santana argumentó que no se invitará a Larraín ni siquiera en su condición de experto mientras exista una investigación en curso.

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Adelantándose a una negativa a su solicitud, la misiva de la oposición notifica su postura frente a la ministra Jara, y es que en adelante la titular de Trabajo no es interlocutora válida para la UDI en materia de pensiones.

“De ver una negativa a nuestra solicitud -de parte del oficialismo o del propio Gobierno-, desde ya queremos notificar que como Bancada de Diputados de la UDI no seguiremos reconociendo a la ministra del Trabajo, Jeannette Jara, como una interlocutora válida en la discusión de la reforma de pensiones, congelando cualquier tipo de conversación y/o avance que pudiera existir, por todas las razones anteriormente esgrimidas”, sentencia la misiva.