Comercio exterior

Valdés: “Es evidente que EEUU desea que los países que conformen el TPP, lo hagan a plena voluntad y a satisfacción”

El embajador de Chile en Estados Unidos destaca que este país ha cambiado su postura y que del texto del tratado se han eliminado párrafos que resultaban inaceptables para algunos países.

Por: Denisse Vásquez H. | Publicado: Jueves 9 de julio de 2015 a las 04:00 hrs.
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Si hay una voz autorizada para hablar de comercio exterior, es Juan Gabriel Valdés. Ha sido ministro de Relaciones Exteriores, titular de la Direcon -época en la que participó de las negociaciones para los tratados de libre comercio con Estados Unidos y Canadá- y también estuvo a cargo del proyecto para crear la imagen país de Chile.

Y ahora, como embajador en Estados Unidos, tiene una posición privilegiada para seguir la negociación del Acuerdo Transpacífico de Libre Comercio (TPP, por sus siglas en inglés), que tras la aprobación del fast track en el Congreso estadounidense superó una de sus principales trabas.

"El TPP encuentra un proceso de aceleración inmediato con la aprobación del permiso para el presidente Obama para negociar", afirma Valdés.

- ¿Qué tan rápido podría avanzar ahora la tramitación del TPP?
- La negociación está en curso y falta todavía que se llegue a acuerdo en varias materias, por lo cual los negociadores están proponiendo nuevas reuniones en un punto próximo. Sin duda el proceso se va a acelerar, las negociaciones van a ser pronto y probablemente serán muy decisivas porque tienen que resolver problemas pendientes, pero es evidente que la mayor parte de los conceptos ya son compartidos.

- ¿Qué tan beneficioso es este tratado para Chile?
- Vamos a generar un acuerdo con lo que es el 40% del PIB mundial, que son los países del Asia Pacífico, que además es el área más dinámica de crecimiento y de desarrollo de la economía mundial. Y el solo hecho de que Chile participe y firme un acuerdo de esta naturaleza, nos da una confirmación de lo que es el rol de Chile en el terreno internacional, como un actor importante en materia de comercio. Y, desde el punto de vista del intercambio comercial, nosotros aspiramos a abrir más comercio y esto nos favorece.
En lo inmediato, lo más probable es que obtengamos ventaja en materia de acceso a mercados en países como Japón, donde nuestros acuerdos todavía son limitados. Además, probablemente vamos a tener reglas más claras, que permitirán acelerar nuestros procesos de desgravación y conseguir ventajas en materias sanitarias, fitosanitarias, entre otros.

- Pero también tiene desventajas, en Chile ya se han mostrado reparos en materia de propiedad intelectual, por ejemplo.
- Las dificultades están en aquellos problemas que hemos planteados como líneas rojas en el proceso de negociación y que aún se mantienen, vinculadas particularmente a ciertos intereses norteamericanos que tienen que ver con patentes y temas de derechos digitales, lo que ya hemos planteado a los negociadores.

- ¿Y las autoridades estadounidenses se han mostrado dispuestas a escuchar estas inquietudes?
- No solamente dispuestas. Si bien no soy miembro de la comisión negociadora, como embajador debo estar informado del proceso. Además, fui director de la Direcon durante varios años y, por lo tanto, sé que Estados Unidos no solo ha cambiado de postura, sino que ha extraído del texto algunos acápites que resultaban inaceptables para algunos países, entre ellos el nuestro.
Veo que ha mostrado flexibilidad y creo que es evidente que Estados Unidos desea que los países que conformen el TPP, lo hagan a plena voluntad y a satisfacción y no lo conformen de un modo que, en definitiva, le hagan imposible cumplir con su disposición.

- Entonces, ¿el camino está allanado para tener un diálogo abierto en estos temas que generan inquietud?
- Yo nunca veo los caminos fáciles hasta que se cierra la negociación. Las negociaciones tienen finales turbulentos y que, en algunos casos, obligan a que autoridades políticas participen en la discusión.
Ciertos acuerdos requieren que ya el ministro de Relaciones Exteriores, el ministro de Hacienda o incluso el jefe del Estado tenga un intercambio de conversaciones con su contraparte para cerrar temas que los negociadores no logran cerrar de manera satisfactoria entre las partes. No puedo predecir cuándo eso va a ocurrir, pero no me extrañaría que sucediera.

- También se ha cuestionado la compatibilidad del TPP con otros acuerdos, como el que tenemos con China. ¿Cree usted que son compatibles?
- Absolutamente. Este tratado no borra ninguno de los tratados previos y, de hecho, en el caso de los 12 miembros del TPP aumenta el nivel de exigencia y la participación de los países, pero no hay ningún tipo de contradicción con China.
Al contrario, siento que el TPP puede perfectamente transformarse en una base para acercar a este punto del Pacífico con China a través de nuevas reglas comerciales. De hecho, hay de manera expresa reacciones chinas felicitando por el avance del TPP y diciendo que entienden el TPP como una base de acercamiento a sus propias culturas comerciales en el Asia y en los países de la APEC.

Inversión extranjera y etiquetado de alimentos

- Hace poco el gobierno presentó un nuevo marco para la inversión extranjera directa. ¿Esto ha generado inquietudes en los inversionistas estadounidenses?
- No ha sido así. El ministro Céspedes ha estado aquí varias veces explicando la nueva ley y es evidente que estos cambios se han realizado con el objetivo de atraer mayor inversión extranjera directa, ser capaces de promoverla siendo activos en esta materia y no tener simplemente una postura pasiva.
Como bien lo ha dicho bien el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, lo que queremos hacer es ir a buscar a los inversionistas a Estados Unidos y ver en qué sectores o regiones podemos establecer acuerdos más precisos en materia de inversión. Eso lo facilita la nueva legislación y los inversionistas lo han entendido muy bien.

- Y la nueva normativa sobre etiquetado de alimentos, ¿ha generado ruidos?¿Cree que podría generar trabas en las relaciones comerciales?
- Espero que no y, en ese sentido, confío en lo que ha señalado el gobierno de Chile. Efectivamente, he tenido conversaciones con la gente vinculada a la industria alimenticia, los que manifestaron cierta preocupación, pero es evidente que ellos respetan -e, incluso, algunos de ellos me han manifestado su aprecio- el hecho de que Chile está trabajando de manera firme por combatir la obesidad y las condiciones de salud que generar muchos alimentos.
En este terreno hay preocupación porque la industria alimentaria va a tener que enfrentar este hecho como algo global. Porque es global, no está supeditado a Chile que las regulaciones de difusión y de propaganda que tienen este tipo de productos vayan a incrementar su rigor en el mundo entero. Por lo tanto, no creo que esto cause ningún tipo de problema (...).


Embajador Valdés y las reformas: "No veo que haya ningún menoscabo a la imagen de Chile"

- ¿Cómo ven en Estados Unidos el menor crecimiento que enfrenta Chile actualmente?
- De la misma manera como lo miran en todas partes donde hay desaceleración, porque el menor crecimiento es un fenómeno global, con excepción de Estados Unidos. De existir
preocupación, es muy inferior a la que puede haber sobre lo que está pasando en Europa, por ejemplo, o lo que se ve en otros países de América Latina, que están creciendo menos. Justamente cuando el lunes se reveló el ajuste en la proyección de crecimiento a 2,5% que hizo Hacienda, un amigo norteamericano me dijo que "teníamos que darnos con una piedra en el pecho" porque son pocos los países que están creciendo a esos niveles hoy en día.

- El sector privado y algunos parlamentarios señalan que las reformas que está implementando el gobierno están detrás del menor crecimiento...
- No es así. Las reformas siempre generan inquietud en algunos sectores que preferirían no hacerlas, pero un país como Chile, que ha logrado transformaciones sociales y económicas, que ha generado una nueva clase media que tiene demandas importantes y justas, tiene que enfrentar esas demandas y ser capaz de reformarse. Una sociedad que no se reforma, termina siendo un cementerio.
(...) Estamos en un punto en el cual el techo al que hemos llegado obliga a reflexionar e invitar a las personas a hacer cambios y esos cambios los hace cualquier sociedad sana.
No participo de la idea, en absoluto, de que aquí haya preocupación por las reformas porque sencillamente no es así.

- ¿Y han afectado la imagen de Chile ante autoridades e inversionistas estadounidenses?
- No, en absoluto. Puede haber afectado o molestado a alguna gente que tiene ciertas posturas ideológicas particulares, pero en el terreno de la inversión, del gobierno, hay comprensión acerca de la necesidad que tiene Chile de una sociedad más equilibrada y que permita un sistema político funcional y democrático hacia adelante, que genere mayores condiciones de igualdad. En Estados Unidos esto es visto como un ejercicio muy necesario, no solamente para Chile sino que para muchos otros países de América Latina.
No veo que haya ningún menoscabo a la imagen de Chile, no creo que eso exista. La imagen de Chile está demasiado aceptada como un país que funciona, donde las reacciones son previsibles, donde la ley finalmente se impone y el Estado de Derecho se respeta.

- ¿Cuál es su evaluación del momento político que está viviendo el país actualmente, tomando en cuenta los bajos niveles de aprobación del gobierno?
- A mí no me corresponde dar opiniones sobre la política interior del país, pero considero que el proceso que se está desarrollando en Chile -mirado desde Estados Unidos-, lo único que muestra es funcionamiento de las instituciones, una prensa libre, una reacción de la ciudadanía respecto a temas que le parecen que son condenables o que merecen una crítica y libertad absoluta de los movimientos sociales. En definitiva, Chile es un país que evoluciona, que ejerce muy bien el Estado de Derecho y donde las reacciones de la ciudadanía frente a lo que sucede no solamente expresan el proceso democrático y su calidad, sino que también una reacción muy sana. Con lo que sucede, siento que el país está más bien confirmando su identidad en EEUU y en el mundo exterior, que negándola.

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