Un equipo ministerial que da indicios de cambios en los énfasis del gobierno
El nombramiento de personas como Jorge Burgos o Rodrigo Valdés, podría significar un cambio hacia la moderación, aunque depende de si Bachelet los empodera.
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Fueron más de 100 horas en que la tónica fue la incertidumbre acerca de los cambios que la presidenta Michelle Bachelet introduciría en su equipo ministerial. Pero junto a las especulaciones de quiénes podrían ser sus reemplazantes, la gran interrogante que recorría al mundo político era el diseño que tendría el equipo escogido por la mandataria para lo que ella misma ha llamado la segunda etapa de su gobierno.
Con los partidos políticos de la Nueva Mayoría completamente marginados de las decisiones que estaba tomando, se pensó que la Presidenta podría acudir a personeros de su estricta confianza, en un diseño similar al que escogió al asumir su mandato hace poco más de un año.
Finalmente esa no fue su opción. Los nombres elegidos por Bachelet tanto para liderar el equipo político como el económico, no pertenecen a su círculo más estrecho, sino que se trata de personas con un perfil e ideas propias, destacando en ambos su signo de moderación como de apertura al diálogo, lo que aparece como un indicio de que podría haber un cambio al menos en los énfasis o el estilo impuesto hasta ahora desde el gobierno.
Un concertacionista en Interior.
Cuando al aludir a un posible cambio de gabinete, Bachelet planteó que una de las condiciones que debían cumplir sus ministros era su compromiso con el programa, se interpretó que no acudiría a quienes representan a la antigua Concertación. Pero finalmente recurrió al DC Jorge Burgos, que aun cuando no se considere entre sus figuras más emblemáticas, es un fiel representante de la antigua coalición, al punto de quienes se han mostrado contrario a procesos refundacionales que no consideren todo lo bueno realizado por los anteriores gobiernos en los cuales él mismo ocupó cargos importantes.
Como ministro, nadie duda de que estará comprometido con las reformas bacheletistas, pero probablemente no con el mismo ritmo acelerado del primer año.
Con su reconocido perfil moderado -que ratificó al destacar inmediatamente su ánimo de buscar acuerdos- se presume que Burgos podría imprimirle un sello distinto a la conducción política, tendiendo puentes más que intentando imponer las posturas del gobierno.
La instalación de un DC en Interior, se interpretó también, como una forma de mantener alineado a dicho partido con el gobierno, especialmente a aquél sector que él mismo representa, que es el que se ha jugado por introducirles "matices" a las reformas.
Entre sus múltiples desafíos, aparte de la agenda de probidad que requiere urgencia en las actuales circunstancias, Burgos será también el responsable del proceso para cambiar la Constitución que debería iniciarse en septiembre, tema frente al cual se ha manifestado contrario a la fórmula de la Asamblea Constituyente. Como no es el caso del nuevo titular de la Segpres, Jorge Insunza -quién incluso es el autor de un proyecto que propone el plebiscito para que la ciudadanía dirima- ni tampoco del ministro Secretario General de Gobierno, Marcelo Díaz, uno de los retos de este equipo será conciliar las posiciones.
Estilo dialogante
Como sea, cabe destacar que los tres ministros de La Moneda tienen características comunes que podrían ser importantes para la etapa que se inicia. Por de pronto, se trata de figuras con raigambre partidaria lo que permitirá mantener un contacto más fluido con sus partidos, pero además, los tres han sido diputados, por lo que al conocer el trabajo parlamentario, augura una mejor relación de La Moneda con el Congreso.
Como responsable de ser el nexo con el Parlamento, al titular de la Segpres, Jorge Insunza, le corresponderá una ardua tarea en el proceso legislativo, para lo que tal como a Burgos, se le reconoce ser un hombre abierto al diálogo, porque aun cuando representa al partido que lidera Jaime Quintana, pertenece al sector laguista que no se suma a la tesis de la retroexcavadora.
En su calidad de vocero, en tanto, a Díaz le corresponderá transmitir la línea del gobierno en esta segunda fase, que tendrá la tarea de recuperar la confianza de la ciudadanía con el gobierno.
¿Empoderados?
Esos distintos énfasis que se suponen que podría imponer el equipo liderado por Burgos, también se espera que se impongan en el ámbito económico con el nombramiento de Rodrigo Valdés en Hacienda, un destacado economista doctor del MIT, que dada su trayectoria, es garantía de una mejor interlocución con los actores relacionados con su cartera.
Pero las expectativas de moderación o más apertura al diálogo que generó el cambio de gabinete, topan con la incertidumbre que se mantiene acerca de cuán empoderado estarán los principales ministros del elenco recién asumido.
Es que más allá de las capacidades o la línea de que puedan tratar de imponer principalmente Burgos o Valdés, no está claro cuál será realmente su mandato, ni la autonomía con que podrán cumplir sus tareas considerando que el principal compromiso de la Presidenta continúa siendo sacar adelante sus reformas.
Como todo indica que no se trata de un diseño definido, no se descarta que Bachelet pueda empoderar a un segundo piso, lo que no ocurrió al nombrar a su primer gabinete, pero que ahora, al no recurrir a personeros de su estricta confianza, esté pensando en hacerlo, con el riesgo de que el ejercicio del poder se disperse.
Es lo que está pendiente