El temor de la DC para oponerse a los subpactos en el nuevo sistema electoral
El sistema está contemplado en la propuesta del gobierno para cambiar el actual mecanismo del binominal.
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Las diferencias o “matices” -como los ha bautizado el presidente de la Democracia Cristiana Ignacio Walker- con que el partido ha bombardeado los proyectos eje del segundo gobierno de Michelle Bachelet, han provocado una fuerte resistencia en sectores de la coalición oficialista. Por lo mismo, que en el marco de la tramitación de la ley que “sustituye el sistema electoral binominal por uno de carácter proporcional inclusivo y fortalece la representatividad del Congreso Nacional”, surgió un nuevo debate: el de los subpactos, que podría condenar al ostracismo a la colectividad más grande de la Nueva Mayoría, por lo que desde que surgió esta discusión el falangismo se opuso y presionó para sacar el artículo que alude al tema en el Mensaje Presidencial.
Pese a ser el partido más grande, la posibilidad de que el progresismo se aliara en un solo subpacto, dado que de los siete partidos que integran la coalición seis están a la izquierda de la DC, obligaría al falangismo a buscar nuevas alianzas, producto del aislamiento al que se vería empujado por sus socios. En la tienda admiten en privado que existe este temor y que por lo mismo es que se opusieron desde un comienzo a reeditar en los comicios parlamentarios, la figura que el experto electoral diputado Pepe Auth impuso en las dos últimas elecciones municipales, a pesar de que en ese escenario la democraciacristiana mantuvo el eje histórico con el Partido Socialista.
El problema es que hace ya unos meses que algunas figuras del socialismo no están conformes con mantener el famoso eje histórico y comenzaron a proyectar una alianza, que para algunos es “más natural”, entre el PS y el PPD, misma que ha defendido con fuerza, por ejemplo, el diputado Marcelo Schilling, quien en su momento confirmó la iniciativa, señalando que “está en evaluación la idea de una convergencia política mayor, como un partido federado”. Este tema provocó molestia en las filas falangistas a mediados de diciembre pasado, porque quedaba en evidencia que tras la salida del ex senador Camilo Escalona –férreo defensor de la alianza con la DC- de la primera línea, el eje histórico de la ex Concertación comenzaba a crujir. Pero también habría estimulado la reaparición pública de figuras his- tóricas de la DC, como es el caso del ex timonel Gutenberg Martínez, quien está trabajando para volver a ocupar un cargo de influencia en el partido. Él ha sido también un duro defensor de que la tienda marque su perfil de centro dentro del pacto oficialista.
Contraofensiva DC
A ese episodio que quedó finalmente en stand by y considerado por algunos DC como una abierta “agresión” de parte de sus socios, se suma la contraofensiva de Walker para diferenciar a su partido del resto de la coalición oficialista y marcar su perfil propio, en un escenario en que el pacto parece estar izquierdizándose e intentando dejar atrás las ideas de centro. Tan conscientes están de este fenómeno en el falangismo que Walker incluso ha recibido el respaldo de la disidencia en esta materia. El presidente de la Cámara de Diputados y uno de los líderes de esa corriente, Aldo Cornejo, fue categórico en este plano al avalar el derecho de su partido a reivindicar “nuestra identidad e impronta”.
Este es el contexto en que para un sector del PS y el PPD se hace más imprescindible marcar una diferencia con la DC y la tramitación de los proyectos ejes del gobierno les ha dado esa oportunidad. Mientras que desde el falangismo ven con preocupación que esta necesidad pudiera concretarse a través de las próximas elecciones parlamentarias. De ahí que la existencia de subpactos se convirtiera para la DC en un arma peligrosa en manos de sus aliados. Porque este mecanismo de alianzas abriría también la posibilidad de generar pactos con independientes e incluso con partidos como el de Marco Enríquez-Ominami, quien no ha descartado, por ejemplo, hacerlo con la Nueva Mayoría para las próximas municipales.
Así también el tema de los subpactos genera fuertes suspicacias en la DC. Tanto como para que se haya trenzado en una negociación con el PS antes de terminar de votar el proyecto que elimina el binominal en la Comisión de Constitución de la Cámara Baja. La idea es limitar la concreción de los subpactos. En todo caso, mientras por un lado Gutenberg Martínez intenta volver a la primera línea de participación política en la DC; en el Partido Socialista se comenta que lo propio pretende hacer Camilo Escalona, postulando nuevamente a presidir la tienda. Aunque aún no está claro que el ex senador cuente con los respaldos necesarios para ello. Lo cierto es que si éstas y otras figuras históricas de la Concertación vuelven a la primera línea, será más probable mantener las viejas alianzas y se descarte la posibilidad de que la DC busque nuevos aliados en figuras como la de Andrés Velasco.
Con aviso y derecho a veto
En el artículo 1° letra A del proyecto del Ejecutivo para cambiar el sistema binominal se establece que "en las elecciones de diputados y senadores, al interior de cada pacto electoral, uno o más partidos políticos podrán subpactar entre sí. También podrán subpactar uno o más partidos políticos con candidatos independientes".
Esta propuesta encendió las alarmas inmediatamente en la DC que argumentó en contra que "distorsiona la ingeniería electoral y le puede doblar la mano a la ciudadanía", por eso no estaban contemplados en la ley electoral hasta el '73, añaden.
A partir de ahí, el falangismo planteó la inquietud de que si se mantenía esta figura en el proyecto, al menos se le incluyera la obligatoriedad de que los socios de una alianza debieran avisar con 30 días de anticipación de la conformación de un subpacto.
Y en la negociación entre la DC y el PS se terminó acordando que esa cifra disminuye a 15, pero que además cada integrante del conglomerado tendrá derecho a negarse, es decir, a vetar la creación de determinado subpacto. La indicación será analizada esta semana por la Comisión de la Cámara, que además debiera terminar de votar el proyecto.