Minutos después de las diez de la mañana de ayer, la cuenta oficial en Twitter del Ministerio de Relaciones Exteriores consignaba que el canciller Heraldo Muñoz había entregado a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya la contramemoria con la respuesta chilena a la demanda presentada por Bolivia, y en la que establece que nuestro país tiene la obligación de negociar un acceso soberano al mar.
De hecho, la impugnación de este último aspecto es uno de los argumentos jurídicos que presenta Chile en el texto de 203 páginas que se le entregó al secretario de la corte, Phillippe Couvreur.
El punto fue destacado por el canciller, quien junto con resaltar la “solidez” del trabajo realizado, sostuvo que “esta contenido en esta contramemoria los argumentos nacionales jurídicos e históricos para demostrar que no existió nunca una obligación de negociar en los episodios de conversaciones diplomáticas que sostuvo Chile con Bolivia, que una obligación de negociar tiene que ser explícita en cuanto a resultado y que además no se puede extender indefinidamente en el tiempo. Eso queda muy claro”.
Además, enfatizó que “aquí nunca ha estado en juego la soberanía nacional, ni territorial, ni marítima, eso quedó muy claro en la objeción preliminar que presentó Chile en su momento”.
El agente chileno ante la demanda boliviana, José Miguel Insulza, recalcó que “hemos tenido que generar una cantidad de antecedentes porque Bolivia todavía no ha dicho exactamente en qué momento se habría producido esa obligación, sino que han hablado de una serie de hechos a lo largo de la historia, bastante inconexos unos con otros y en distintas circunstancias”.
La contramemoria fue presentada en inglés y francés, los dos idiomas oficiales de la CIJ y, además de contener los argumentos factuales, jurídicos e históricos que fundamentan la respuesta chilena, incluye cinco cuadernos con información anexa con notas diplomáticas, mapas y otros documentos.
Según el procedimiento, Bolivia podría solicitar a la corte ejercer su derecho a presentar una réplica, ante lo cual Chile podría responder con una dúplica, completando una segunda fase de argumentación escrita, con lo que esta controversia -que partió hace tres años- podría dilatarse otros tres.
Para el analista político Guillermo Holzmann “todo hace pensar, dado no sólo los documentos sino que todos los anexos, que claramente Bolivia amplíe y profundice sus argumentos”, en lo que se denomina la etapa de la réplica y la dúplica. Esto, porque -advierte- “necesita llevar la iniciativa y si se queda solo con la respuesta de Chile, probablemente va quedar con argumentos cortos en términos de lo que fue su primera presentación”.
Por otro lado, agrega que desde la perspectiva político-comunicacional una segunda fase escrita le permitirá a La Paz “mantener el tema en vigencia y que sea cubierto particularmente por los medios internacionales”.
Holzmann sugiere a Chile mantener una presencia respecto de lo que son sus argumentos, “dar respuesta ponderada y adecuada a las provocaciones, tratar de anticiparse a lo que puede ser el accionar de Bolivia”, así como continuar con el sigiloso trabajo diplomático a nivel internacional para evitar que La Paz se victimice o pretenda buscar apoyo o respaldo en una situación que no correspondería.