A pocos días de entregar su cargo, el presidente del PS, diputado Osvaldo Andrade, abordó la contingencia con DF.
-¿Cuáles son sus expectativas para el 21 de mayo dado que varios de los proyectos emblemáticos no estarán listos para pasar a segundo trámite?
-Para ser franco, mis primeras expectativas son antes del 21 de mayo y es que se instale eficazmente el nuevo gabinete; que genere una dinámica de trabajo desde ya, porque no me parece razonable un vacío hasta el 21.
-¿Cuál es el desafío de este equipo?
-Tiene que ver fundamentalmente con gestión política. Eso significa tener capacidad de articular los recursos del gobierno, de la Nueva Mayoría, la inserción con los actores sociales que son parte de nuestro propósito programático. Articular eso es gestión, de forma tal que reformas tan importantes como las que hay que realizar se puedan eficientar sobre la base de mejorar su propósito y adhesión. También hay que hacer un esfuerzo muy sustantivo en materia de micro reformas: educación, desde el punto de vista de infraestructura, etc; salud, no sólo desde el punto de vista de lo más global, sino también de listas de esperas, consultorios, urgencias.
-¿Más cercanas a la ciudadanía?
-Uno de los errores que hemos cometido es que no hemos tenido la capacidad de articular y avanzar sistemáticamente en las dos direcciones que son propias de un gobierno: sus promesas estructurales y la capacidad de hacer gobierno. Es muy difícil que la gente vea con buenos ojos las reformas estructurales si al mismo tiempo ve que su cotidaneidad sigue estando en muy malas condiciones y viceversa. Generar una hoja de ruta con estas dos dimensiones es el desafío del nuevo gabinete.
-¿Y para el 21 de mayo?
-Que se haga cargo del tema que tenemos, la agenda por la probidad y la transparencia. Y si pudiese ser posible que al 21 de mayo eso se transformara en la consolidación de una agenda que ya tiene anuncios.
-¿Cuál sería el desafío de Marcelo Díaz en la vocería?
-Tiene dos, uno en su tarea propiamente tal, comunicar, seducir, tiene que ser un ministro de mucho terreno. O sea que Marcelo sea un actor de la articulación política, y tiene talento político para eso. A él y a Álvaro Elizalde los siento como parte de una camada política que he respaldado mucho como generación política.
-¿Comparte los temores acerca de la moderación del programa y las principales reformas?
-Esa es una cuestión más interesada, más exógena. Hay algunos que quieren generar la idea de que hay un frenazo, una inflexión, un nuevo mecanismo que se traduce en moderación. Siempre he creído que uno tiene que ser moderado, pero eso no significa que uno no le eche para adelante con sus convicciones y con pasión.
-¿Cómo interpreta que se hable de que es necesario más diálogo con la oposición?
-No creo que haya habido más diálogo con la oposición que para el binominal y no conseguimos nada. Cuando la oposición dice más diálogo lo que está diciendo es que quiere que se impongan sus opiniones y eso no es diálogo. Entonces, no le creo mucho a la oposición cuando habla de más diálogo.
-¿Entonces cómo se entiende que la propia Presidenta le haya pedido más diálogo a sus ministros?
-El primer diálogo que hay que desarrollar es con los propios. Porque la dificultad que tenemos es que reformas que tenían alta adhesión ciudadana, hoy día tienen poca adhesión y esos son los nuestros. Retomar una mejor relación del gabinete político con la Nueva Mayoría, eso se desdibujó en la etapa anterior. Y el segundo diálogo imprescindible es con los actores sociales ¡Si es nuestra gente la que dice hoy día que tenemos un problema de adhesión, son los nuestros los que han cambiado de opinión! También tiene que haber diálogo con la oposición, que tiene que entender que el diálogo es para avanzar en la propuesta del gobierno. Porque de todos los errores que pudiéramos haber cometido hay uno que no podríamos cometer: no cumplir lo que prometimos. Eso sí que sería fatal.
-Con el cambio del titular de Hacienda aumentó la presión para una salida de Jorratt, ¿cómo ve ese escenario?
-No he hecho ningún comentario respecto a la salida de algún ministro del PS, porque cuando dijimos que íbamos a respaldar a la Presidenta fuera cual fuera su decisión, lo dije de verdad, en consecuencia, encuentro muy desafortunado comenzar a defender a uno o a otro. Es importante decirlo porque es re fácil ser leal con un gobierno cuando a uno le gustan las decisiones, pero la lealtad se mide cuando las decisiones que se toman a uno no le gustan. A mí no me gusta que el PS de cinco ministros ahora tenga tres, encuentro que no corresponde, pero respaldo la decisión de la Presidenta.
Aquí hay una segunda falacia, la derecha ha intentado construir la idea de que hay un tratamiento desigual (de parte del SII), es la típica ordinariez de sacarme el pillo cuando cometí un error, diciendo que otros también lo cometieron. Es súper razonable que la oposición quiera que se investigue a gente de la otra coalición, pero tratar de encubrir mis propias responsabilidades diciendo que quienes tienen que perseguirlas, persiguen más para mí y no para allá es una ordinariez y rechazo esa lógica. Desde ese punto de vista, el debate de la continuidad de Jorratt es completamente artificial. Si alguien estima que Jorratt está incumpliendo su labor que haga la denuncia ante quien corresponda.