Carlos Pascal, chef: “Hay que volver al marketing primitivo y reencantar al cliente”
Adaptar sus espacios de cocina y reinventar los eventos corporativos que ofrecen, son dos de los desafíos que enfrenta Kitchen Club tanto en España como en Chile.
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"Siempre me gustó la gastronomía, pero no pensé dedicarme a esto. Tenía el sueño de llegar a viejo y abrir un restaurante para juntarme con mis amigos a comer. Algo más romántico que vocacional”, cuenta el actual chef.
Carlos Pascal estudió arquitectura y tuvo algunos emprendimientos relacionados con eventos. Hace 15 años decidió partir a vivir a España y se instaló en Madrid a trabajar como arquitecto. Coincidió que cuando se desató la crisis económica de 2008 en el mundo, pero agudizada en ese país, Pascal estaba algo saturado de su oficio y decidió comenzar a hacer clases de cocina para hacerse de un ingreso extra.
“Se me daba bien la cocina japonesa, que en Madrid entonces era cara y mala. Había una veta ahí y decidí publicar unos avisos. Fue un boom”, cuenta en el streaming Punto de Partida. Las clases, que realizaba en su departamento, se fueron copando y surgieron también otras temáticas, como la coctelería y la comida mexicana. Durante dos años la cocina fue llenando su vida, y los planos quedaron en segundo plano.
La segunda área está más ligada al mundo corporativo. En Kitchen Club acontecen presentación de productos, convenciones, reuniones con clientes, todas instancias laborales que transcurren en un lugar versátil dotado de contenido gastronómico. Durante este tiempo han debido adaptarse, pero parte de ese camino lo tenían avanzado. Hace años vienen grabando sus recetas y algunos eventos para empresas multinacionales incluían segmentos transmitido de manera online para los empleados de diferentes países.
Otra modalidad que ofrecen a empresas en tiempos de Covid, consiste en que Kitchen Club reparte cajas con ingredientes a los participantes, y luego se conectan todos a una clase en vivo donde van cocinando juntos, pero cada uno desde sus casas. “La cocina tiene esa gracia que relaja, y genera empatía. Ha habido que acostumbrarse al formato pero hemos avanzado bastante. Vamos dando las indicaciones, paramos y los participantes nos muestran en la cámara cómo van sus preparaciones. Es muy entretenido y la gente se sorprende un montón con los resultados cuando llega el momento de emplatar”, cuenta el chef.
Al referirse a los meses de confinamiento, Carlos asegura: “Estamos bien curtidos, partimos durante una crisis económica. Ahora nos tocó vivir nuestra segunda crisis, pero nos pilla con diez años de experiencia, y en todas las crisis hay pequeñas oportunidades. Precisamente en febrero arrendaron el espacio aledaño a Kitchen Club Santiago, ubicado en Avda Kennedy Lateral. “Ahí preparamos una sala de conferencia en un ambiente más corporativo, con conectividad y tecnología. Nos vino como anillo al dedo porque este tipo de eventos queremos potenciar”, afirma.
Antes, agrega, el éxito de un evento presencial era que se viera “bien lleno”, eso cambió radicalmente. La tendencia serán los eventos boutiques, más focalizados a grupos objetivos: prensa, influencers o clientes directos. En vez de recibir a una multitud, se organizan en varias tandas de grupos pequeños.
A buen resguardo
El chef destaca otro factor que explicaría que los cursos que ofrecen en Madrid estén copados, y que tras el reciente anuncio de reapertura en Santiago, ya hayan inscritos. “Ante el hecho de estar encerrados en la casa, sin la posibilidad de ir a restaurantes y queriendo evitar deliverys, muchos empezaron a cocinar, a sacar las recetas de la mamá y a buscar preparaciones. Descubrieron esos minichefs que llevamos dentro”, concluye.
En tiempos habituales, Pascal se mantenía viajando a Chile mes por medio, pero tras la llegada del Covid a Europa no ha podido venir. Madrid es de aquellas ciudades que han visto crecer sus contagios durante las últimas semanas, por lo tanto han reestablecido algunas de las restricciones. De todas maneras Pascal enfatiza que la principal fiscalización proviene de los propios clientes. “El desafío es dar un buen servicio de manera que el boca a boca funcione. Volver al marketing primitivo que es reencantar a los clientes, cuidando mucho la distancia”, dice.