El estilo del ministro Cerda en seis claves: doctorado en Chicago y su círculo de hierro
En su primer mes en Hacienda, el economista busca poner a Chile al frente de la recuperación, aprovechar la bonanza del cobre y sobre todo, negociar la reforma previsional para evitar un tercer retiro de los fondos de pensiones. Las reuniones que ha sostenido en estos días, los nombres de las personas que integran su círculo de confianza y los cambios que ha hecho en Teatinos 120, entregan algunas pistas sobre cómo llevará a cabo su agenda.
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Dicen en Teatinos 120 que durante su primera semana en Hacienda Rodrigo Cerda Norambuena prácticamente no salió de su despacho. Contrario a lo que hizo su antecesor, Ignacio Briones —quien el mismo día de su aterrizaje en el ministerio, en octubre de 2019, convocó a una reunión a los asesores y luego sostuvo bilaterales de 15 minutos con cada uno de ellos por separado—, el ex Director de Presupuestos optó por encerrarse en la oficina a leer, leer y leer.
Recién el martes 2 de febrero salió. Y ya tenía su agenda perfectamente cuadrada con citas que él mismo pidió. Partió por la CPC. En la sede de Monseñor Sótero Sanz se juntó con el presidente de la institución, Juan Sutil; el gerente general del gremio, Fernando Alvear; el líder de la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras (Abif), José Manuel Mena, y el timonel de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), Ricardo Ariztía. Hablaron de reactivación económica, impuestos y protección de la inversión. De ahí se fue a la CUT a reunirse con Bárbara Figueroa. Sin quererlo, enfatizan, marcó un hito: se convirtió en el primer ministro de Hacienda de la era Piñera en asistir a las dependencias del gremio, ubicadas en la icónica casona de Alameda 1346. Con la dirigenta conversaron sobre el salario mínimo y el Ingreso Familiar de Emergencia. Al final del día, Cerda se juntó con la Agrupación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF), donde trataron los temas de crecimiento y recuperación del empleo.
En los 30 días que lleva a cargo del ministerio de Hacienda, Cerda se reunió telemáticamente con “prácticamente todo el gabinete”, según dice un cercano —muchos de ellos estaban de vacaciones fuera de Santiago—, y sostuvo conversaciones con personalidades internacionales como la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva y el Secretario General de la OCDE, José Ángel Gurría. Con este evaluaron por videoconferencia diversas fórmulas para superar la crisis. También se reunió con la tesorera general, Ximena Hernández; el contralor Jorge Bermúdez y con el presidente del Banco Central, Mario Marcel. En todas sus conversaciones, cuentan testigos, tomó notas en su block marca Colón.
Son al menos 45 minutos los que Rodrigo Cerda trota —o camina— todos los días antes de irse a la oficina, donde pone un pie a las 8:30 en punto. Según las obligaciones del día se instala en la mesa de reuniones o en su escritorio personal. Cerca de ahí, en un pequeño mueble, puso dos portarretratos con fotos que le tomaron junto a su familia —su mujer y sus cinco hijos— el día que asumió como ministro de Hacienda. También instaló un marco dedicado para cada hijo y una imagen con el equipo de la Dirección de Presupuestos (Dipres). Todas las noches come con su familia en su casa, cerca de las 22 horas, cuando regresa del centro.
Los momentos “libres”, dicen en Teatinos, los destina a leer documentos e informes. Y si bien le gusta juntarse con sus asesores, cercanos afirman que no le molesta estar solo, contrario al estilo de su antecesor, cuyo despacho estaba siempre con la puerta abierta y donde su equipo entraba y salía varias veces al día.
Es definido como alguien cercano, muy estudioso y que no tiene ambiciones políticas. Con un perfil más pragmático y menos político que su antecesor, es el primer ministro de Hacienda con un doctorado en la Universidad de Chicago desde Rolf Lüders. Fiel a su escuela, tiene una obsesión con que los números cuadren, con anotar una importante cifra de crecimiento para 2021 (más del 6%), aumentar la inversión, controlar el desempleo y utilizar bien los recursos del superciclo del cobre.
“Es como un hijo pródigo, porque regresa a su casa”. El viernes pasado esa frase cumplió un mes. La dijo Sebastián Piñera en el cambio de gabinete. En un principio se decía que Cerda iba a seguir con la administración de Briones, porque el ahora precandidato presidencial de Evópoli había dejado el “piloto automático andando”. Y si bien todo pareció seguir igual, existieron movidas que fueron interpretadas como un “rayado de cancha”.
El ejemplo más claro es el de las exenciones tributarias, bandera que alzó su antecesor. A los dos días de su llegada, el 28 de enero, recibió las propuestas de un grupo de 18 expertos (convocados por Briones en octubre pasado) que recomendaron eliminar —entre otras cosas— la devolución del impuesto al diésel y los beneficios a viviendas DFL 2. Cerda les agradeció el documento, pero comentó que faltaban algunos datos.
Luego lo puso en mano de la mesa que conforman la subsecretaría de Hacienda, la Dipres y el Servicio de Impuestos Internos (SII), para que lo analizaran. Esa movida fue descifrada, por cercanos, como una forma respetuosa de poner en pausa el proyecto e instalar un estilo propio: enfocarse primero en los asuntos urgentes y de corto plazo, como pensiones y la red de protección social.
El equipo tampoco se mantuvo intacto. El mismo 26 de enero Claudio Agostini, quien lideraba la iniciativa arancelaria; Manuel Alcalde, excoordinador de Políticas Tributarias; Francisca Dussaillant, excoordinadora de Política Laboral y el antiguo jefe de gabinete de Briones, Juan José Obach, renunciaron a la cartera. Si bien Alcalde venía conversando su salida desde antes de la renuncia del presidenciable, los otros tres asesores habían llegado al Ministerio por un lazo personal con él. Obach, de hecho, se fue a trabajar de manera formal a la precampaña de Briones.
Los cambios al interior del ministerio obligaron a Cerda a traer gente de su confianza. Decidió fichar a tres profesionales con los que trabajó en la Dipres: el abogado Tomás de la Maza, actual jefe de gabinete; el economista Cristóbal Gamboni, que hoy es coordinador Macroeconómico, y la periodista Carola Palma, quien es su asesora de prensa más cercana. También llegó Silvia Leiva a reemplazar a Francisca Dussaillant; la abogada Daniela Veas, que liderará el área de Asuntos Internacionales, y la abogada experta en política tributaria, Javiera Suazo, en reemplazo de Alcalde.
Esta semana, además, se oficializó el aterrizaje de Francisco Larraín Stieb, a cargo del departamento de Mercado de Capitales. El economista trabajaba desde marzo de 2018 en el segundo piso de La Moneda. Cerda lo pidió expresamente para completar el equipo.
Aparte de los nombres que llegaron a liderar ciertas áreas del ministerio, también se sumaron Hugo Caneo, Lorena Palomo y Javiera Bravo. El elenco de Hacienda tiene dos características: es joven y paritario.
Fuera de su círculo de asesores, Cerda conversa semanalmente con el exministro Felipe Larraín, a quien conoce desde 2004 cuando coincidieron en el Instituto de Economía de la UC. Luego, en Piñera 1, fue coordinador macroeconómico de Hacienda mientras Larraín lideraba el ministerio. Cuando terminó el primer gobierno ambos se fueron a Clapes UC, y lo mismo en marzo de 2020. No solo hablan sobre temas laborales —el exministro le envía whatsapps felicitándolo cuando Cerda hace algo “positivo”—, sino también personales. “Tienen una relación de amigos”, declaran en el entorno de ambos.
También tiene llegada con Mauricio Villena, decano de la facultad de Economía y Empresa de la Universidad Diego Portales. Su círculo cercano lo completan el economista Sergio Urzúa; la consejera del Banco Central, Rosanna Costa; y el expresidente del Banco Central, Rodrigo Vergara.
Briones y Cerda comparten un pasado. Ambos estudiaron en la Alianza Francesa y luego Ingeniería Comercial en la Universidad Católica. Los dos fueron directores de Codelco y son apasionados por la historia. Pero al mismo tiempo, tienen personalidades y estilos muy diferentes. Cerda fue presidente del centro de alumnos de su colegio, tuvo una activa militancia en la Democracia Cristiana durante su carrera universitaria, y hoy, si bien no tiene partido, es cercano a la UDI. Por lo mismo, dicen, su partner en el comité político sería el vocero Jaime Bellolio (UDI).
Cuando se trata de negociar, a diferencia de Briones —que llegó a Hacienda sin mucha experiencia en los pasillos del parlamento— para Cerda el hemiciclo es terreno conocido. Durante sus dos años en la Dipres tuvo que negociar los presupuestos de 2018 y 2019. Fue ahí cuando se aclimató a los ritmos de la discusión legislativa. En medio de las comisiones logró conectar con distintos diputados y senadores oficialistas y de oposición. Sin embargo, a diferencia de antes —donde era una discusión técnica— ahora tendrá que enfrentar negociaciones políticas. Para eso será clave la relación “fluida” que, dicen, tiene con Yasna Provoste (DC), Ricardo Lagos Weber (PPD), Carlos Montes (PS) y Pablo Lorenzini (DC). En su sector, es cercano a Ena von Baer (UDI), Juan Antonio Coloma (UDI) y José García Ruminot (RN).
Por estos días está leyendo el libro El factor Churchill, escrito por el primer ministro del Reino Unido Boris Johnson. Se lo regalaron sus hijos en Navidad, y ha comentado que puede servirle de inspiración para las discusiones que vienen.
No hay dudas. Uno de los mayores desafíos de Cerda es acercar posiciones en torno a la reforma previsional, labor que comparte con la ministra María José Zaldívar. Durante febrero el titular de Hacienda llamó muchas veces a su par de Trabajo para delinear la estrategia del proyecto, donde la misión del economista es amarrar un acuerdo con la oposición. En este mes también ha sostenido conversaciones con el ministro de la Secretaría General de la Presidencia (Segpres), Juan José Ossa. Hasta ahora tienen un plan interno —que se maneja con cautela— para conseguir un avance rápido. El plan parte mañana.
No será una tarea fácil. Parlamentarios de la oposición ya han reconocido que con la designación de Cerda todo el avance de los últimos meses se cayó. Juan Pablo Letelier (PS), presidente de la comisión de Trabajo del Senado, señala que desde que el ministro asumió el cargo, la UDI se volvió más tajante. “Cuando Ignacio Briones dijo que iba a ser candidato presidencial, en términos prácticos se vino abajo el diálogo. Y los senadores de Chile Vamos retrocedieron al proyecto que salió de la Cámara de Diputados. Con Rodrigo Cerda tuvimos conversaciones de buena crianza, pero no se avanzó en reuniones sustantivas para aproximarnos a algo”, advierte.
Otros congresistas del bloque opositor aseguran que no existió mucho diálogo durante el receso legislativo y reconocen que el piso mínimo para sentarse a negociar es conseguir que todo el 6% extra de cotización pase a un pilar solidario. “Mientras el Ejecutivo siga con su idea de dividir ese 6% no vamos a respaldar el proyecto”, señala un senador de centroizquierda.
Al gobierno le urge conseguir un acuerdo para evitar la aprobación de un tercer retiro de fondos previsionales. Sin embargo, en el caso de que ocurra, el Ejecutivo ya ha dicho —varias veces— que recurrirá de inmediato al Tribunal Constitucional.