Un hito significativo acaba de lograr Trainfes, una startup chilena que desarrolla tecnología para rehabilitación neurológica, al obtener la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, en inglés) de Estados Unidos para comercializar su dispositivo y plataforma en ese país.
Con el visto bueno de la agencia reguladora, la firma iniciará su expansión en ese mercado, donde ya tienen una oficina en Palo Alto, California.
Trainfes fue fundada en 2013 por Matías Hosiasson, Moisés Campos, Sebastián Mardones y Luis Campos como un proyecto en la Universidad de Concepción. Crearon un dispositivo para la rehabilitación de personas con parálisis motoras, como lesión de médula espinal, accidentes cardiovasculares, parálisis cerebral y enfermedades neurológicas.
Hosiasson, CEO de Trainfes, explicó que su tecnología está basada en la electroestimulación funcional, un método que permite que una persona con parálisis pueda mover sus articulaciones con pequeñas descargas eléctricas en los músculos.
También desarrollaron una plataforma de telerehabilitación en la nube que se conecta a su tecnología, para entregar terapias guiadas a los usuarios, a través de los teléfonos.
Actualmente trabajan con distintos centros médicos y clínicas en Chile, con unos 400 pacientes mensuales y están presentes en todos los centros Teletón. Además, han levantado capital con Amarena (family office de Patricia Angelini) e Invexor.
Nuevo mercado
El proceso para conseguir la aprobación de la FDA partió hace dos años y demandó una inversión superior a los US$ 2 millones e implicó que Hosiasson se instalara en Palo Alto.
En la práctica, el regulador autorizó la distribución del dispositivo médico TrainFES Advanced, que -según la startup- permite a clínicas y hospitales optimizar de tres a cinco veces la relación costo-eficiencia de sus terapias a través de su uso en la telerehabilitación.
Para probar su efectividad, durante el proceso de tramitación tuvieron que realizar pruebas en Boston, Canadá y Europa. Incluso en temas de ciberseguridad.
“No solo les interesa que el producto sea seguro, sino que también sea efectivo, que sirva para algo”, dijo Hosiasson.
Luego de un gran papeleo, a fines de febrero les dieron el visto bueno.
El próximo paso es delinear la estrategia de expansión por EEUU. Pero ya tienen trabajo avanzado. A principios de 2023, fueron aceptados por StartX, la aceleradora de startups de la Universidad de Stanford, donde se interiorizaron del ecosistema de Silicon Valley (California) y armaron sus primeros contactos.
“Tenemos relaciones científicas con universidades como Harvard Spalding, Emory e Illinois, que nos han ayudado a validar nuestra tecnología”, afirmó el CEO.
Ahora el plan es pasar de esa relación científica a una comercial. Por eso, ofrecerán su dispositivo como un modelo de “rehabilitación como servicio”, es decir, bajo suscripción, junto con su plataforma y servicio.
Si bien tienen competidores en ese mercado y segmento, Hosiasson comentó que tienen una “gran” ventaja comparativa: el costo.
“Las otras soluciones no son accesibles para el 90% de las personas por un tema de costos, y el sistema de reembolso de Estados Unidos es terrible. Buscamos cambiar ese paradigma, pero primero es necesario posicionarnos bien y por eso tenemos estas alianzas universitarias, y la idea es cambiar un poco el cómo se piensa en la rehabilitación de largo plazo”, dijo.
La meta trazada en EEUU es atender a unos 10 mil pacientes en dos años.