Plebiscito: expertos prevén una campaña particularmente decisiva tan importante como la de 1988
El 18% que según la última Cadem no sabe o no responde crecería en similar proporción a las posiciones “a favor” o “en contra” que marcan las encuestas, de ahí la importancia del relato de ambas posturas para convencer a quienes parecen estar decididos.
- T+
- T-
Promulgado el decreto presidencial convocando al plebiscito del 17 de diciembre, los partidos políticos fueron autorizados para iniciar la campaña para llamar a la ciudadanía a votar “a favor” o “en contra” de la segunda propuesta constitucional para dotar a Chile de una nueva Carta Fundamental. Este lunes, la encuesta Cadem da cuenta de que el 50% de los consultados tiene decidido votar “en contra”, el 32% “a favor” y el 18% no sabe o no responde (NS-NR); más allá de estas cifras, los expertos creen que en este proceso electoral las campañas serán clave.
Tras la clausura del Consejo Constitucional, y junto con ello el trabajo de la Comisión Experta y del Comité Técnico de Admisibilidad, los partidos políticos terminaron de tomar postura. El oficialismo y la Democracia Cristiana se inclinaron institucionalmente por el voto en contra; mientras que la oposición lo hizo por el “a favor”, pese a que hay grupos de descolgados, especialmente del Partido Republicano y la derecha más extrema que llama a sus partidarios a votar en contra.
Pero está ese 18% que no sabe qué votar o no responde, manteniendo oculta su opción, a quienes, según los expertos, el relato de las campañas podría contribuir a definir su postura.
En este sentido, el analista político Patricio Gajardo, tiene la convicción de que, más que nunca, esta campaña va a ser importante, porque además de tratarse de un plebiscito constitucional, la opinión pública en su mayoría está –señala– desinformada acerca del proceso, a diferencia de la vez anterior.
“Vamos a tener una campaña muy corta, que va a ser particularmente relevante y sustancialmente decisiva, en la cual las figuras y la forma como se entregue la información va a ser clave, no sólo para ese 18% de indecisos, porque ellos muchas veces son personas que no se interesan por la política y aunque sea obligatorio (el voto) a lo mejor no votan o si lo hacen van a preguntar a alguien para que los aconseje cómo votar; lo importante es el nivel de definición de los que votan “en contra” y de los que votan “a favor””, argumenta Gajardo.
Incluso, para el analista, “nos encontramos frente a una campaña que puede ser tan importante como la del plebiscito de 1988, dependiendo de cómo se entregue la información y que no apunte tanto a los conceptos o al articulado, sino a las emociones y a las soluciones de los problemas concretos de la gente”.
Los menos ideologizados
Por su parte, el cientista político Diego Díaz coincide con la mirada de Gajardo, pues estima que la campaña electoral debiera influir “bastante”, particularmente en el grupo del 18% que parece no tener una postura definida aún. El experto explica que este grupo ha sido más o menos estable en el tiempo. Y también concuerda con el analista en que una de las razones de la relevancia de la campaña para el plebiscito se debe a la falta de información que ha rondado este proceso.
Díaz explica que este grupo que se manifiesta como NS-NR se podría catalogar como mucho menos ideologizado, “y, por lo mismo, dada la complejidad de la elección más el hecho de que es un votante menos ideológico, yo esperaría que en este grupo las campañas tuvieran harta influencia, a la hora de decidir el voto en una dirección o en otra”.
Sin embargo, el experto cree también que el grupo del “a favor” tiene un poco más de espacio para crecer y que la elección podría ser más reñida de lo que algunos postulan.
Difícil para el “a favor”
Todo indica, aclara el cientista político Kenneth Bunker, que el 18% de NS-NR se estabilizó desde el mes de julio y que a la hora de decidir, este grupo crecería hacia el “a favor” y el “en contra” en una proporción similar a la que se ve actualmente. En ese sentido, añade, “se ve un poco débil la campaña del “a favor”, si es que no tiene un golpe grande, un as bajo la manga… se ve un poco difícil”.
Por lo pronto, el cientista político percibe una cierta “fatiga” del debate constitucional, porque las personas no lo perciben como prioritario, “no hay una sensación de urgencia y si es que alguna vez fue una demanda que se romantizó, porque se podría haber pensado que resolvía los problemas de fondo, después de cuatro años del estallido social, si algo ha quedado claro es que el problema no es constitucional y tiene que ver con otras cosas”, argumenta. Ello, porque problemas de seguridad o económicos, para la gente, “tienen mucho más que ver con el gobierno de turno que con los temas estructurales”.
Bunker percibe que las personas perdieron la esperanza, porque ven que “el debate es más elitista y que son los políticos los que están hablando de este tema, cuando en la calle son otras las cosas importantes; entonces, obviamente, están un poco alienadas del proceso y eso es lo que recogió el Gobierno. El Gobierno dijo ‘no vamos a tocar este tema’, en parte porque necesitan que gane el rechazo; pero, por otra parte, porque saben que si levantan un tercer proceso ahora les iría mal, porque las personas no están involucradas”.