Chile se aleja del primer lugar en producción mundial de salmón y gremio local pide “marco normativo claro”
Asociación que agrupa a las principales empresas del sector alerta que si el nivel de producción se mantiene sin crecimiento, al año 2050 la participación del país en el mercado mundial se desplomaría.
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Hace quince años, Chile y Noruega se peleaban palmo a palmo el podio como principal productor de salmón del mundo, pero, desde ese hito, la diferencia no han hecho más que agrandarse a favor del país nórdico. Y las perspectivas para el mercado local son aún más complejas.
La industria salmonera chilena partió en la década de los '80 e iba camino a convertirse en líder global, hasta que se desató la crisis del virus ISA entre 2007 y 2010, que golpeó al sector.
“Frente a las expansiones planeadas por los países competidores, si el nivel de producción de Chile se mantiene sin crecimiento, a 2050 nuestra participación en el mercado mundial caería a cerca de un cuarto de la actual”, dijo Davidovich.
Además, la industria local ha enfrentado diversos cuestionamientos medioambientales, lo que derivó en normativas más estrictitas que elevaron las exigencias para las empresas que operan en las costas chilenas. Esto generó una menor producción local, en desmedro de sus principales competidores.
Previo a la crisis del ISA, en 2007, los países líderes de la industria tenían cada uno cerca de 40% de la producción mundial. El año pasado, Noruega cerró con una producción de salmón Atlántico de 1,36 millones de toneladas, un alza de 12% frente al año anterior, lo que le permitió tomar 53% del mercado mundial. Chile alcanzó 633,5 mil toneladas, una baja de 10% en doce meses, con lo cual cayó a 24% de la participación global.
Cabe destacar que, en 2021, las exportaciones chilenas de salmón y trucha superaron US$ 5.176 millones, manteniéndose como el segundo producto más comercializado hacia el exterior, después del cobre.
“Potenciar el desarrollo”
A fines de 2016, se hicieron cambios en la normativa referentes a la densidad de cultivo y se introdujo un programa de reducción de siembra de smolts (PRS), alternativo al régimen general de densidad.
Este último obliga a reducir las densidades de siembra y cultivo cuando se haya registrado un bajo rendimiento sanitario y/o cuando se esperan crecimientos de siembras en la zona.
En la industria local se destaca que la actual producción nacional es mucho más sustentable en el tiempo. “Si bien el conjunto de normas eleva los costos de producción de las empresas del sector, se busca como contrapartida una disminución de los riesgos de adquisición de enfermedades, lo que en el mediano plazo podría significar un aumento de los rendimientos por menor mortalidad de los peces”, destacó la clasificadora Humphreys en su reporte anual sobre Multiexport de abril.
No obstante, según datos la gigante noruega Mowi (antes conocida como Marine Harvest), el resultado neto de explotación (Ebit) de su producción en su país de origen fue de 1,87 euros por kilo el año pasado, mientras que este indicador para sus operaciones en Chile alcanzó 0,68 euros por kilo.
En la industria se destaca que, hasta ahora, los productos noruegos logran mejores precios en los mercados internacionales, lo que se atribuye a una diferencia en la percepción de calidad del salmón chileno con respecto a la de la nación europea, o bien a un efecto relacionado con la imagen país.
Además, la industria noruega tiene en marcha un potente plan para elevar su producción, lo que iría en desmedro del mercado local.
“Los principales países competidores en salmonicultura se han propuesto planes estratégicos de mediano plazo para multiplicar su producción de salmón de cultivo”, destaca Joanna Davidovich, directora ejecutiva del Consejo del Salmón, que agrupa a las principales empresas del sector que operan en el país: AquaChile (parte del grupo Agrosuper), Australis, Salmones Aysén y a las noruegas Cermaq y Mowi.
Explica que Noruega planteó un plan ambicioso para multiplicar por cinco su producción a 2050 y Escocia se propuso un crecimiento de 50% entre 2020 y 2030.
“Frente a las expansiones planeadas por los países competidores, si el nivel de producción de Chile se mantiene sin crecimiento, a 2050 nuestra participación en el mercado mundial caería a cerca de un cuarto de la actual”, dijo la dirigente.
Y añadió que “como país debemos ser capaces de tener una estrategia de largo plazo, con un marco normativo claro, que junto con proteger el medioambiente, permita potenciar el desarrollo sostenible y competitivo de la salmonicultura; de lo contrario, perderemos participación en el mundo, y eso generaría efectos negativos en esta actividad productiva, su cadena de valor y el progreso de la Macrozona Sur de Chile”.
De hecho, la regulación del sector es uno de los riesgos más relevantes que planteó Humphreys para Multiexport. “Aun cuando, en el caso del salmón, se ha establecido un marco regulatorio tendiente a desincentivar crecimientos abruptos de la biomasa de peces, lo que tendrá como consecuencia, se estima, una reducción de la respuesta de la oferta chilena de salmón respecto a aumentos de precio, no es del todo descartable cambios en el entorno normativo que pudieran afectar la rentabilidad de la industria”, dijo en su informe.
Destacó, sí, que la demanda ha exhibido un crecimiento relevante a nivel mundial. “Se espera que continúe aumentado, lo que podría provocar escenarios favorables para la industria, en especial en el precio de venta del producto”, destacó.
Desde Rabobank, se estima que la industria chilena crezca alrededor de 20% durante unos meses de 2022, antes de volver a desacelerarse, para cerrar con un crecimiento interanual en torno a 8,5%. A juicio de la entidad, esta proyección, combinada con el crecimiento normalizado esperado para Noruega, debería resultar en una expansión de la oferta global de 5% durante este año. Lo positivo es que esto se considera por debajo del crecimiento de la demanda y, según Rabobank, apoya los buenos precios que ha alcanzado el salmón.
En la misma línea, la consultora internacional Kontali destacó que -pese a los aumentos en los costos, las alzas de otras proteínas competidoras, así como productos básicos en general- parte del aumento de precios observado es un salto a una “nueva normalidad” para la industria salmonera. “Lo que es más importante, y la principal razón detrás de nuestra creencia, es quizás que no hay nuevos indicios que sugieran un crecimiento de la oferta a largo plazo más fuerte de lo que habíamos anticipado, ni que la demanda se debilite”, destacó.