Tras casi una década a la cabeza de Telefónica, el pasado fin de semana José María Álvarez-Pallete salió de la compañía. Todo partió el viernes 17 de enero en la sede del Gobierno español, hasta donde llegó el ejecutivo para participar en una reunión convocada por Manuel de la Rocha, responsable de la Oficina Económica de Moncloa. Con las instrucciones de Pedro Sánchez, de la Rocha le pidió la renuncia.
La decisión de sacar a Álvarez-Pallete había sido comunicada por el propio Sánchez al jefe del grupo La Caixa y vicepresidente de Telefónica, Isidro Fainé, para que respaldara la salida.
Al día siguiente, el sábado 18, Telefónica anunciaba en un hecho esencial que el ejecutivo dejaba el cargo y que el directorio había aceptado que la presidencia de la emblemática compañía quedara en manos de Marc Murtra, hasta ese minuto CEO de Indra, afín al Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) y máximo representante del Gobierno en el grupo tecnológico y de defensa desde 2021.
La salida de Álvarez-Pallete fue sorpresiva y criticada, ya que fue promovida por el Ejecutivo que desde mayo de 2024 controla el 10% de Telefónica a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi). A esto se suma el respaldo de CriteriaCaixa, el brazo inversor de una fundación vinculada a CaixaBank, que posee un 9,99%, y de BBVA, con casi un 5%.
Esto ha causado reacciones adversas especialmente en la oposición que considera que es una injerencia intolerable para una empresa privada, especialmente en un sector estratégico de cara al futuro, en términos de ciberseguridad e inteligencia artificial. Tras el anuncio la acción de la compañía cayó un 2,7%.
“Ahora mismo se cierne mucha incertidumbre sobre las futuras decisiones estratégicas de Telefónica ya que no sabemos la orientación que va a tomar ahora que la Sepi ha tomado el control. Por ello hemos rebajado nuestra recomendación a neutral”, señaló un analista a Señal DF desde España.
Con esto Telefónica se suma así a otras empresas estratégicas bajo participación estatal, como Caixabank, donde posee el 16% del capital, e Indra, con un 28%.
Tras los movimientos, inmediatamente las apuestas apuntaron a que la intención del Gobierno es integrar la firma de telecomunicaciones con Indra. Esto convertiría a Telefónica en una entidad única a nivel internacional, aumentando el control de la Sepi y ofreciendo un nuevo motor de crecimiento gracias al sector de defensa, estrechamente vinculado a la tecnología moderna.
Pero las cosas no quedaron ahí. El viernes un nuevo remezón se sintió en la sede de Telefónica. La operadora saudí STC oficializó la adquisición del 9,97% del capital social, consolidándose como el tercer accionista de la multinacional española. Tras alcanzar esta posición, su intención es ir por un puesto en el directorio. Con esto se consolida la presencia de dos accionistas vinculados con gobiernos en la compañía.
Revisión de la estrategia
El cambio en el liderazgo de Telefónica inmediatamente levantó la duda en torno a cómo cambiará su estrategia.
Una de las dudas es qué pasará con sus operaciones en Latinoamérica, región donde ha declarado abiertamente que el único país estratégico es Brasil, el cual se suma a España, Alemania y Reino Unido en Europa. El resto de las naciones operan bajo el alero de Telefónica Hispam, una división que a juicio de analistas españoles, contiene los activos que son candidatos a ser vendidos, cuando aparezca una buena oferta.
Sin ir más lejos, ya se han registrado avances significativos, como la desinversión en Centroamérica, la venta de redes de fibra en Chile, Perú y Colombia, la conversión de México en un operador virtual y la integración en Colombia con Millicom.
Es más, Álvarez-Pallete dijo hace un año en el Mobile World Congress (MWC) 2024: "Si la rentabilidad de una operación es muy mala no descartamos que se tome la decisión de vender".
Los problemas que enfrentan las operadoras del grupo español en Latinoamérica, es un tema que habría llamado la atención del Gobierno. De hecho, medios españoles publicaron esta semana que durante los últimos meses la Sepi ha indagado en todos los negocios y actividades del operador de telecomunicaciones. Entre las aristas detectadas por el representante de la entidad, Carlos Ocaña, resultó llamativa la crisis de Telefónica Hispam, con un impacto especialmente profundo en Perú. De ahí que uno de los temas que ha dado vueltas entre analistas es que una de las definiciones que tomará Murtra es qué hacer con la región.
A diferencia de su predecesor, cuenta con el apoyo explícito de los accionistas que representan el 35% del capital necesario para implementar este cambio de liderazgo de forma rápida. Esto podría hacer que sea más decidido y disruptivo en sus decisiones, mientras que Álvarez-Pallete se veía obligado a equilibrar los intereses de diversos stakeholders. En contraste, Murtra llega libre de estas ataduras, lo que le permite actuar con mayor independencia.
Pero no es fácil desprenderse de los activos en Latinoamérica. La posible venta de la filial colombiana, cuyas negociaciones se anunciaron a mediados del año pasado, no parece haber progresado. Por otro lado, una salida más probable sería en Argentina, donde una posible mejora macroeconómica podría incrementar el precio de la filial, a lo que se suma la tensa relación entre la administración de Sánchez y Javier Milei. Es más, según Bloomberg, Telefónica ya habría sido contactada por inversionistas interesados en comprar su filial trasandina.
¿Y Chile?
Laura Abasolo, directora general de finanzas y control para Telefónica y responsable de Hispanoamérica, ya admitió en preguntas de los analistas que Telefónica Hispam "sigue siendo más volátil, con un comportamiento menos lineal, especialmente en Perú y Chile", en contraste con la "solidez" de otras unidades de negocio, en referencia a Brasil, España, Alemania y Reino Unido.
En el mismo encuentro telemático de noviembre de 2024, Abasolo indicó que su grupo está trabajando de forma continua para "intentar construir un entorno más racional en Hispam, reduciendo el solapamiento de redes y utilizando el capital invertido de forma más eficiente, además de explorar posibles oportunidades de consolidación en Chile y Colombia".
Analistas esperan que Murtra dé a conocer sus primeras definiciones en el marco del Mobile World Congress (MWC) 2025, que se llevará a cabo los primeros días de marzo en Barcelona. Ahí esperan que se den pistas de qué pasará con las inversiones en Latinoamérica, mientras en España se siguen reubicando las fichas por el control de Telefónica.