Los modelos predictivos de la Comisión Europea -liderada por Úrsula von der Leyen- echan humo tratando de centrar sus estimaciones de crecimiento en medio de la vorágine de aranceles, represalias y pausas en las que ha derivado de la guerra comercial desatada por Donald Trump.
En el escenario más adverso, que contempla o bien más represalias o bien que las tasas comerciales se vuelvan permanentes, el impacto negativo sobre el PIB de la zona euro alcanzaría un máximo del 0,6%.
Mucho peor sería el resultado para Estados Unidos, que vería como se le resta hasta un 3,3% de su crecimiento potencial por estar expuesto a enfrentamientos comerciales generalizados con prácticamente todos los países y no sólo un socio.
Pero incluso los escenarios más benignos resultan netamente negativos. Si la guerra arancelaria se prolongase hasta 2027, la Unión Europea sufriría un golpe del 0,2% del PIB, mientras que EEUU restaría entre un 0,8 y un 1,4% a su crecimiento en ese periodo.
Según los análisis de la Comisión Europea los aranceles reducirán el poder adquisitivo de los consumidores estadounidenses, así como los salarios reales, y harán los bienes intermedios importados para la producción más caros allí.
Las pérdidas de los modelos ni siquiera contemplan el impacto adicional que podría producirse como resultado de la pérdida de confianza de los inversores y las empresas en la economía de Estados Unidos, algo que podría agravar las cifras finales para ambos escenarios. Por el momento, la reacción de los inversores ya se está dejando notar con una volatilidad masiva en las Bolsas y las recientes ventas de bonos del Tesoro de EEUU y de los activos denominados en dólares.
Los cálculos del BCE
El Banco Central Europeo (BCE) quiso descifrar ese golpe comercial y la presidenta, Christine Lagarde, ofreció una cifra: "si todo lo anunciado se vuelve efectivo, los gravámenes comerciales de Estados Unidos sobre el negocio de la zona euro ascenderían a un 30%".
La banquera central, en la comparecencia posterior a la reunión del Eurogrupo celebrada en Varsovia, deslizó que el shock que podría afrontar el bloque comunitario si la pausa anunciada por Trump llega a su fin es de enormes proporciones. Esto es así teniendo en cuenta que hace unas semanas, cuando ya estaban en marcha las tasas sobre el acero, el aluminio y los automóviles, el arancel medio al comercio europeo se situaba en un 3,5%.
Lagarde lleva meses destacando la necesidad de apostar por la negociación con Estados Unidos en lugar de escalar la guerra comercial, aunque el golpe infligido por Trump al comercio trasatlántico supera con creces cualquiera de los escenarios barajados por el BCE. En ese sentido, la presidenta de la autoridad monetaria señaló que monitorizan la evolución del mercado y velarán porque se mantenga la estabilidad financiera en la región.