En Chile comienza a surgir el efecto de
diversidad de origen de la riqueza observada internacionalmente, donde si bien
el mercado de altos patrimonios continúa estando liderado por lo que podría
denominarse "riqueza tradicional", es decir dueños de compañías tradicionales,
herederos de grandes fortunas o rentistas, durante los últimos años las
carteras de clientes en la industria comienzan a evidenciar una mayor
relevancia de perfiles como los profesionales independientes, ejecutivos o
nuevos emprendedores, de acuerdo al estudio
de Banca Privada en Chile: "Tendencias actuales y líneas de evolución de los
modelos de negocio", realizado por Accenture, LarrainVial y la Universidad Adolfo
Ibáñez.
Los profesionales independientes, ejecutivos y
nuevos emprendedores superan actualmente el 20% dentro de las carteras de los
Bancos Privados. En tanto, las fundaciones y otras organizaciones sin fines
de lucro representan el 10% de las carteras de las entidades entrevistadas.
Históricamente a nivel mundial, los grandes
patrimonios podían asociarse con fortunas familiares, heredadas a través de
generaciones, o a la propiedad de compañías manufactureras tradicionales o de
tierras. Durante las últimas décadas, este paradigma comienza a cambiar dándole
lugar a nuevas fortunas generadas por individuos de diferentes extracciones
sociales.
Esta diversidad de origen de la riqueza trae consigo un cambio
significativo, tanto en la escala del mercado de altos patrimonios, como en la
naturaleza de los individuos, y potenciales clientes, que poseen los mismos.
El estudio deja al descubierto la situación favorable
de Chile en el crecimiento de altos patrimonios y su continuo desarrollo.
Se presenta un
escenario con grandes oportunidades para la Banca Privada en
Chile, sustentado por: un mercado de altos patrimonios en crecimiento y
clientes cada vez más sofisticados que demandan calidad de servicio y
rentabilidad.
En base a
los resultados de la estimación sobre la evolución de la riqueza en Chile, la
población de altos patrimonios ha crecido a una tasa del 13% promedio anual
desde 2004 a
2007, hasta llegar en la actualidad a 82.000 grupos con patrimonios financieros
líquidos superiores a US$ 100.000.
En el mismo período, la riqueza total acumulada
por este segmento también ha crecido, aunque a una tasa menor: 9% promedio
anual. Para 2007, se estima que este segmento de la población acumuló
aproximadamente US$ 71.000 millones en activos financieros líquidos.