El secretario del Tesoro, Henry
Paulson, y el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke,
explicarán hoy al Congreso de qué forma han usado los cientos de
miles de millones de dólares otorgados para el llamado socorro
financiero.
Los miembros del Comité de Servicios Financieros de la Cámara de
Representantes interpelarán a los dos funcionarios que, desde que
hace un mes y medio se aprobó un programa por valor de US$700.000
millones, han modificado varias veces el plan que
presentaron ante los legisladores.
Al otro lado del Capitolio, los ejecutivos principales de General
Motors, Richard Wagoner; de Ford, Alan Mulally; de Chrysler, Robert
Nardelli, y el presidente del Sindicato Unido de Trabajadores de la
Industria Automotriz, Ron Gettelfinger, explicarán al Comité de
Banca del Senado, por qué urge un socorro a esa industria.
En la sesión del Comité de la Cámara, que comienza a las 15:00
GMT, también darán su testimonio Edward Yingling, presidente de la
Asociación Estadounidense de Banqueros y otros expertos del sector
financiero.
Ayer, el Departamento del Tesoro fijó un plazo hasta el 8 de
diciembre para que los bancos privados que quieran ayuda del
Gobierno hagan solicitudes, y aclaró que no exigirá acciones
preferenciales de algunas instituciones pequeñas que son bancos de
desarrollo comunitario.
Paulson, que originalmente le dijo al Congreso que usaría los
dineros para adquirir hipotecas de alto riesgo a fin de aliviar los
malestares de la banca, a mitad de octubre cambió de rumbo y dijo
que el Gobierno usaría unos US$250.000 millones en la compra
de acciones en los bancos.
Hasta ahora el Gobierno ya ha usado más de US$200.000 millones -la mitad de ellos para la compra de acciones en nueve de
los mayores bancos-, pero las instituciones han estado usando la
generosidad de los contribuyentes para pagar dividendos, remunerar a
sus ejecutivos y comprar otros bancos, en lugar de facilitar el
crédito al público.
Esta semana, el Gobierno designó al auditor -exigido por el
Congreso a principios de octubre- que supervisará la distribución de
los fondos e informará a los legisladores sobre el uso de la primera
mitad del socorro a fin de que se entregue al Gobierno la segunda
porción.
La semana pasada Paulson volvió a modificar el programa de
auxilio y dijo que el Gobierno empezará a inyectar capital en los
bancos a cambio de una nacionalización parcial, y que buscará un
estímulo a la disponibilidad de préstamos para el consumo, para
estudiantes y en las tarjetas de crédito.
Mientras tanto, la presidenta de la Cámara de Representantes, la
demócrata Nancy Pelosi, de California, designó al presidente del
Comité de Servicios Financieros, Barney Frank, de Massachusetts,
para que prepare el borrador de una ayuda a Chrysler, Ford y General
Motors.
Las Tres Grandes de la industria automotriz, que meses atrás
recibieron del Congreso una línea de crédito de 25.000 millones de
dólares para que modificaran sus productos y los hicieran más
competitivos, quieren ahora otros 25.000 millones de dólares en
préstamos de emergencia.
Y por su lado la presidenta de la Comisión Federal de Seguros de
Depósito, Sheila Bair, quien también prestará declaración en la
audiencia, ha propuesto el uso de US$24.000 millones del
socorro de US$700.000 millones para ayudar a que muchos compradores de
casas eviten la ejecución hipotecaria.