El presidente electo de Estados Unidos,
Barack Obama, prometió hoy, en una reunión con los gobernadores de
los estados, intervenir de manera rápida para hacer frente a la
crisis económica una vez asuma el poder el próximo 20 de enero.
Obama y su vicepresidente, Joe Biden, se encuentran reunidos hoy
con los gobernadores en Filadelfia, en su primera visita a un estado
desde su triunfo en las elecciones presidenciales del 4 de
noviembre, para tratar la crisis económica y sus consecuencias a
nivel estatal y local.
En un discurso al comienzo del encuentro, el mandatario electo
reconoció que los estados padecen de modo agudo las consecuencias de
la crisis y prometió ponerse en marcha "con rapidez" para hacer
frente a los problemas económicos.
Entre otras cosas, subrayó que pretende "poner recortes
impositivos en los bolsillos de las familias de clase media que
atraviesan dificultades" y empezar a hacer efectivas las inversiones
que necesitan "para crear una economía fuerte durante muchos años".
"Para resolver esta crisis y aliviar los problemas en nuestros
estados, necesitamos actuar, y actuar ya", insistió Obama, que
afirmó que contará con los gobernadores y sus estados para que
aporten ideas y ayudan a forjar la estrategia adecuada contra la
crisis.
Como jefe de Estado "no les pediré simplemente que me ayuden a
poner en marcha nuestro plan de recuperación económica. Les pediré
que me ayuden a diseñar ese plan (...) Así es como haremos crecer
nuestra economía, desde la base", aseveró.
Obama propuso una "firme alianza" entre el Gobierno federal y los
locales para acometer los graves problemas económicos y tendió una
mano a los republicanos, al afirmar que durante las elecciones
compitieron "animadamente, pero cuando se acaba ese periodo llega el
momento de gobernar, y ese momento ha llegado ya".
Desde su triunfo en los comicios del 4 de noviembre, ha insistido
en que hacer frente a los problemas económicos del país será su
principal prioridad desde el día en que se instale en la Casa
Blanca.
El presidente electo es partidario de un plan de estímulo
económico que se sume a las medidas ya adoptadas por el Gobierno de
George W. Bush.
La meta de Obama es crear o ayudar a mantener 2,5 millones de
puestos de trabajo.
El equipo del mandatario electo se encuentra en conversaciones
con representantes del Congreso para trazar las líneas maestras de
ese plan de estímulo, que podría rondar en torno a los US$500.000
millones en dos años.
En la reunión de hoy los gobernadores exponen lo acuciante de la
crisis económica en sus estados, donde las pérdidas de puestos de
trabajo han aumentado la demanda de programas de asistencia, al
tiempo que los gobiernos locales ingresan menos dinero por
impuestos.
Los gobernadores han pedido al menos US$40.000 millones
para hacer frente a los gastos sanitarios de los más desfavorecidos
y en torno a los US$130.000 millones en inversiones en
infraestructuras, como una vía para reactivar la actividad
económica.
El anfitrión de la cita, el gobernador de Pensilvania y
presidente de la Asociación Nacional de Gobernadores, Ed Rendell,
afirmó el lunes: "Sin la ayuda del Gobierno federal tendremos que
recortar programas y/o aumentar los impuestos, y cualquiera de las
dos cosas tendría un efecto aún peor en nuestras economías. Simple y
llanamente, necesitamos ayuda".
A la reunión en Filadelfia asisten los gobernadores de 45
estados, tanto demócratas como republicanos.
Entre estos últimos participan el gobernador de Luisiana, Bobby
Jindal, considerado la gran esperanza de su partido para las
elecciones de 2012, y la de Alaska, Sarah Palin, la candidata
republicana a la Vicepresidencia en las elecciones pasadas.
Biden aludió a su rival de la campaña electoral cuando citó la
presencia de Palin como un ejemplo de cómo la situación económica es
un asunto tanto de republicanos como de demócratas.
"A lo mejor salimos después un momento a dar una vuelta y me dice
hola", comentó el vicepresidente electo, entre las risas de los
presentes.