El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, reafirmó
hoy su tesis de que la crisis de Estados Unidos y Europa no afectará a la
"sólida" economía brasileña y pidió una mayor supervisión del sistema
financiero mundial.
Brasil "nunca tuvo una situación tan sólida como
ahora", dijo Lula esta mañana en su programa semanal de radio "Café
con el Presidente" que transmite la red estatal de radio y TV los lunes
por la mañana.
"Estamos preparados para crecer inclusive con la crisis
estadounidense", dijo Lula, para quien la peor debacle del sistema
financiero mundial desde la
Gran Recesión de 2009 está limitada a Estados Unidos y sus
mercados financieros.
Brasil está a salvo "porque estamos exportando más y
porque la economía está creciendo", recalcó.
Lula comentó los recientes números divulgados por el estatal
Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) que dan cuenta de una
reducción del desempleo hasta el 7,6 por ciento en agosto pasado, 1,9 puntos
porcentuales por debajo de la cifra de igual mes de 2007.
"Nuestro mercado interno, en la medida en que estamos
creciendo y haciendo nuevas inversiones, podrá sustentar gran parte de la
economía", insistió.
Pero por primera vez ha admitido la posibilidad de algún
impacto de la crisis en Brasil.
"Es importante que el pueblo brasileño sepa que una
crisis de recesión en un país importante como Estados Unidos puede traer
problemas a todos los países del mundo, porque ellos representan la mayor
economía", señaló.
Pero recalcó que si Brasil habrá de pasar por algún aprieto
"éste será muy pequeño" e insistió en que la economía cuenta con un
fuerte mercado interno y ha diversificado su cuenta de exportaciones vendiendo
a nuevos clientes y no sólo a Estados Unidos.
También recalcó su propuesta de que el sistema financiero
internacional sea mejor supervisado por los bancos centrales y que con este fin
sea convocada una reunión en Basilea, Suiza.
Propuso "medidas duras para investigar y controlar el
sistema financiero en el mundo".
Insistió en que ya no se puede permitir que los bancos sean
transformados en "verdaderos casinos" y que hagan apuestas sin medir
las consecuencias, por lo que exigió que las instituciones de Estados Unidos y
Europa "asuman responsabilidades".